Pónganse de acuerdo…

Javier Milei, que nunca se quedó corto en los elogios para su gestión, además de calificar su gobierno como “el mejor de la historia”, cuando todavía no llegó a la mitad de su mandato ya publicó un libro donde cuenta el “milagro” que hizo para recuperar a la Argentina y su economía.

Milei se declara amigo, socio y aliado incondicional de Donald Trump, presidente de Estados Unidos, que por su lado dice que Argentina “no tiene dinero, no tiene nada, se está muriendo” y por eso intenta ayudar.

Bueno, pónganse de acuerdo muchachos. O es todo un desastre o es todo una maravilla. Las dos versiones al mismo tiempo no se pueden masticar.

Al menos en su momento Carlos Menem era más claro: “Estamos mal pero vamos bien”, sembrando algo de esperanza.

Hasta Mauricio Macri fue más claro con su lamento de “Veníamos bien pero pasaron cosas”.

Para uno estábamos mal pero íbamos a estar bien, para otro estábamos bien y pasamos a estar mal. Pero genial y horrible a la vez, como que no se entiende.

Uno de los dos miente o uno de los dos está equivocado.

En principio habría que creerle a Milei, porque es de acá y se supone que conoce mejor la situación. Trump tiene información en cuentagotas por lo que le cuentan, y saca sus conclusiones.

Eso llevaría a pensar que estamos bien como dice el Gobierno, pero si es así, ¿por qué esa necesidad de salir a pedir auxilio y plata prestada?

Trump quiere que Milei gane las elecciones. Lo dijo él mismo, y hasta avisó que si a los libertarios les va mal se cierra el grifo: “no vamos a ser generosos con Argentina”.

Pero no queda claro si el rol que juega el amo del mundo en la campaña libertaria es de héroe o de villano.

El catucho