“Peacemaker”: la comedia provocadora de un supervillano que encuentra su camino

En esta edad de oro de las películas y series de superhéroes, también hay un gran lugar para caracteres más oscuros, polémicos y hasta delirantes. Peacemaker es una combinación inteligente de héroe, antihéroe, payaso y monstruo, todo mezclado en dosis exactas.

James Gunn, el creador de Guardianes de la galaxia (2014) y El escuadrón suicida (2021) es el responsable y artífice de esta serie que, como suele ocurrir en la actualidad, puede ser irónica y sincera a la vez, puede pasar de la crítica feroz a la más festiva empatía, todo en episodios breves pero siempre intensos.

Peacemaker terminó El escuadrón suicida siendo un villano, y así es como lo conocemos en la serie. Todos a su alrededor lo ven de esa manera, pero él sigue creyendo que no lo es.

Lo que la serie muestra es el mundo alrededor del protagonista. Lo hace mediante la presencia de su padre, Auggie (Robert Patrick, el inolvidable villano de Terminator 2). Peacemaker queda entre dos mundos: el de Auggie y el de su nuevo equipo de misión. En particular el de Leota Adebayo, que es todo lo contrario a lo que un supremacista querría. La química entre Cena y Brooks es de antología, tal vez lo mejor de la serie.

Otra maravilla para destacar es la mascota de Peacemaker, Eagly: un águila calva, el ave nacional de los Estados Unidos. Cumple la función que cumpliría un perro en cualquier serie normal y aporta mucho humor en cada escena en la que aparece, interactuando de forma excesivamente inverosímil y humanizada.

Eagly es clave para entender estamos ante una comedia. Lo mismo pasa con la secuencia de títulos, imposible de saltarse: el baile del protagonista y de todo el elenco anuncia que se trata de una ficción y que nada de lo que pase allí debe ser tomado literalmente. La simpatía de esa coreografía es fundamental para apreciar el tono de lo que sigue.

Esta comedia sobre un bravucón que no termina de entender que lo es, este camino de redención de alguien que se cree héroe pero en un principio es un villano, es una gran historia. Y, como suele ocurrir en todo lo que hace James Gunn, hay momentos de comunión donde el grupo encuentra la felicidad, aun en medio del caos y la violencia. Peacemaker precisa espectadores desprejuiciados que vean un poco más allá de la superficie, pero no exige mucho más. Si uno conecta con el tono, el resto es una fiesta.

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