Ola de ataques homofóbicos en el Conurbano: alarma por el aumento de crímenes de odio

La violencia contra la comunidad LGBTIQ+ volvió a encender las alarmas en el Conurbano bonaerense. En tan solo diez días se produjeron tres ataques de odio que tuvieron como víctimas a jóvenes y referentes de la diversidad, dejando en evidencia el recrudecimiento de una violencia que crece en número y brutalidad.

El primer caso ocurrió el sábado 15 de junio en Malvinas Argentinas, donde Juan Sabin, de 24 años, fue brutalmente golpeado tras salir de una fiesta en Palermo. Durante la agresión escuchó insultos homofóbicos y sufrió una doble fractura de mandíbula que requirió una cirugía maxilofacial. Gracias a una campaña solidaria, pudo reunir los 7 millones de pesos necesarios para la operación.

Días más tarde, en Tigre, el hogar de Lucas Nocito, de 43 años, fue atacado con pintadas homodiantes: en la fachada escribieron “Te pasa por puto”. Los agresores también cortaron cables, destruyeron cámaras de seguridad y quemaron la cerradura de su casa, generando un clima de vigilancia constante y vulneración de su intimidad.

El tercer ataque se produjo en Ituzaingó y tuvo como blanco a Norberto Lorenzo, psicólogo y cofundador de la Comunidad Católica Gay de Buenos Aires. Su vivienda-consultorio fue vandalizada con roturas en la puerta de vidrio, en lo que se interpretó como un intento de borrar su presencia y trayectoria en la defensa de la fe y la diversidad sexual.

Estos episodios se enmarcan en un panorama alarmante: según datos del Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBTI+, en los primeros seis meses de 2025 ya se registraron 102 ataques, un 70% más que en todo 2024. Más del 57% corresponden a agresiones físicas graves, como golpizas, apuñalamientos, disparos y abusos sexuales.

Las organizaciones de derechos humanos señalan que, pese a los avances legislativos, persiste un odio sistemático alimentado por discursos de ultraderecha que utilizan la “ideología de género” como chivo expiatorio. Advierten además que la violencia verbal, cuando se naturaliza, se convierte en la antesala de la violencia física.