El orfebre argentino Juan Carlos Pallarols entregó con orgullo el flamante bastón presidencial, resultado de un esfuerzo conjunto que involucró a millones de argentinos durante el último año. Desde su taller, Pallarols compartió detalles reveladores sobre el proceso de creación que logró conectar comunidades, escuelas y ciudades en todo el país.
“Lo más hermoso de este bastón, que venimos haciendo desde hace 40 años, es que cada vez participa más gente. Comenzamos con el bastón de Alfonsín en 1983, en el que trabajaron entre cinco y siete mil personas. Hoy estamos por encima de los cuatro millones y medio”, expresó el artesano en una entrevista con Télam.
La esencia de este símbolo radica en la participación masiva en su manufactura. La colaboración proviene de diversos rincones de Argentina, gracias a la iniciativa de un amigo del orfebre que, con una moto, llevó la empuñadura, el martillo y el cuaderno, permitiendo que la gente participara en su construcción en cada rincón del país.
Detrás de la majestuosidad del bastón presidencial se encuentra una meticulosa selección de materiales. La plata 925 y la madera de urunday, autóctona de la tierra argentina, son los elementos fundamentales en su diseño. Pallarols destacó las cualidades del urunday, una madera funcional y resistente que perdura ante el agua, el frío y el sol, sin necesitar pulidos constantes.
“La descripción que yo hago del bastón, entre todas sus virtudes, es que el mandatario se mantenga recto y brillante por sus ideas propias. Este año trabajamos con madera de Chaco e hicimos ceremonias con pueblos originarios para pedir permiso para extraer la madera”, concluyó Pallarols, resaltando la conexión respetuosa y simbólica con las comunidades locales.