Decisión tomada. A menos de 24 horas del inicio del Australian Open, la Justicia del país oceánico decidió que Novak Djokovic debe ser deportado a Serbia y, por lo tanto, no podrá jugar el primer Grand Slam de la temporada, donde iba a buscar convertirse en el máximo ganador de la historia superando a Roger Federer y Rafael Nadal.
El presidente del Tribunal Supremo, James Allsop, fue el encargado de anunciar el fallo unánime de la corte tras una audiencia virtual que había comenzado el domingo por la mañana en Australia, en la que Nole buscó revertir la cancelación de su visa por segunda vez desde su llegada.
El Tribunal respaldó la decisión que el viernes pasado tomó el ministro de Inmigración, Alex Hawke, de revocar la visa de Djokovic -que no está vacunado contra el coronavirus (COVID-19)- por motivos de interés público. Precisamente, el argumento del funcionario fue que la presencia de la mejor raqueta del mundo podría suponer un riesgo para “la salud y el orden” de la población, además de ser “contraproducente para los esfuerzos de vacunación de otros en Australia”.
El pasado 6 de enero, horas despues de su arribo a Melbourne, a Djokovic le habían cancelado la visa porque no cumplía los requisitos para una exención médica ante las normas de vacunación que rigen en Australia. Todo lo que vino después es conocido, y ahora, se conoció el capítulo final.
El destino del serbio se decidió un día ante de su debut en el Australian Open, donde iba a enfrentarse ante su compatriota Miomir Kecmanovic. Ahora, su lugar será ocupado por el italiano Salvatore Caruso (150° del ranking mundial), que ingresó al cuadro principal como lucky loser tras caer en la última ronda de la clasificación.