Raúl Jalil está a nada de dinamitar lo que queda del peronismo, en el marco de su romance con Casa Rosada y la causa libertaria, y allá en Buenos Aires no saben qué hacer para frenarlo.
El peronismo puede llegar a perder su rol de primera minoría en Diputados, y eso sería una catástrofe como oposición, ya que en el único lugar donde pudo hacer algo de ruido este año fue justamente en el Congreso.
Ahora que todo se le escapa de las manos, medios nacionales afirman que se le encomendó a Lucía Corpacci la misión de hacerlo retroceder a Jalil, convenciéndolo de que lo que está haciendo es pan para hoy y hambre para mañana, y que puede incluso llevar al peronismo a perder la provincia.
La tarea de hacer dar marcha atrás a Jalil no es nada fácil, porque ya tendría todo abrochado para quedarse con el control total de YMAD, a cambio de acompañar algunas leyes en el Congreso. Ofertón.
Chocan así dos mundos, uno el de Jalil, que cree que el kirchnerismo está agotado, y otro el de Corpacci, que quiere “morir” con las botas puestas defendiendo a Cristina.
El tema es que ella es la presidenta y él el vicepresidente del PJ catamarqueño, que podría explotar si Jalil completa su metamorfosis con las fuerzas del cielo.
Por ahora, en público, todos fingen demencia y hacen de cuenta de que la casa está en orden, pero esta paz dibujada no va a durar mucho tiempo.
Milei es la línea que muchos peronistas locales no están dispuestos a cruzar. Jalil cree que el costo no será tan grave, porque lo mismo él no será candidato a gobernador, y está dispuesto a jugar el papel de malo y llevarse los silbidos.
También aseguran que le recordó a Lucía que ella hizo lo mismo con Macri, cuando formó el bloque “Elijo Catamarca” para separarse del peronismo y votar lo que pedía el mandamás PRO.
Son días intensos, y Jalil aprieta el acelerador. Habrá que ver si les gana a todos en la carrera o si “choca” en el camino.
SI hay rebeldía vendrá de abajo, se comenta, porque los dirigentes están todos “comprados” con cargos, beneficios y favores.





