En la última sesión de la Cámara de Diputados, se repudió al tinogasteño Hugo “Grillo” Ávila por poner en duda que Verónica Mercado hubiera llegado a una banca de no ser por su vínculo familiar con Armando “Bombón” Mercado, difunto esposo de Alicia Kirchner, hermana de Néstor y cuñada de Cristina.
Ahí nomás hablaron de violencia de género, misoginia, etc., etc., por el terrible pecado de decir que Mercado se vio favorecida con acomodos.
Una reacción esperable de la bancada oficialista, que la oposición no acompañó (optó por irse del recinto) y merece una reflexión.
La violencia de género es algo serio. Miles de mujeres perdieron la vida en este país por esa horrenda causa. Y es tan malo desconocer ese flagelo, como usarlo banalmente a conveniencia de burdos intereses políticos para zafar de una discusión.
Es más cómodo decir que Avila agredió como mujer a Verónica Mercado que aceptar que planteó algo real. Verónica Mercado llegó a una banca en el Congreso de la Nación, y su designación en la lista fue silenciosamente resistida por muchos dirigentes del propio peronismo, que nada pudieron hacer ante la orden que llegó para imponerla.
Hubo malestar en el mismo peronismo que cuestionó en su momento la llegada del radical Ángel Mercado a un ministerio del gobierno peronista, o la llegada de Francisco Mercado al gabinete corpacista primero y al directorio del Banco Nación.
Si quieren miramos todos para otro lado, y decimos que Verónica Mercado está donde está por ser una estadista brillante, así como su pareja también fue designada en el Gobierno de Corpacci, así como la nuera de Mercado también llegó a diputada, y así como consiguieron puestos en el gobierno más de 100 familiares de Corpacci, entre ellos hermanos, cuñados, hijastros, 27 sobrinos, 19 primos, etc, etc.
Ahora tírense de los pelos y acusen al Grillo todo lo que quieran. Pero si intentan negar el nepotismo, el acomodo y el amiguismo se les van a reír en la cara. Ustedes saben que existe, es real y en la propia cámara abunda, sin distinción de género: acomodan a varones y mujeres por igual.
No nos hagamos los giles que nos conocemos todos.