El gobierno de Alberto Fernández intensifica las negociaciones con Pfizer para intentar acordar el arribo al país de 3 millones de dosis de la vacuna contra el coronavirus. Las charlas se llevan adelante tras los roces con la compañía internacional y luego de que el ministro de Salud de la Nación Ginés González García habló de “condiciones un poco inaceptables” por parte del laboratorio.
En la Casa Rosada hay optimismo respecto a un posible acuerdo y esperan cerrarlo pronto. Entre los argumentos se encuentra que el país fue sede para las pruebas y que pese a eso aún no recibió ningún tipo de antídoto.
El empresario Nicolás Vaquer, titular de Pfizer en la Argentina y para América Latina, pidió a la casa matriz del laboratorio firmar el convenio con la Argentina. Existiría un problema de carácter logístico, ya que la firma internacional quería que el Estado argentino los contrate también para hacer el seguimiento de la aplicación. Eso quedaría zanjado con el correr de las horas.
Es el propio ministro Ginés González García el que encabeza las negociaciones. Se trata del funcionario que días atrás admitió que el Gobierno está “bastante molesto” con Pfizer por las supuestas condiciones que impone la empresa para cerrar el acuerdo. Es que la Casa Rosada promulgó en el Congreso la ley de vacunas, una iniciativa que se ajustaba a lo requerido por el laboratorio, pero que la firma internacional todavía considera insuficiente.
“En las negociaciones se nos pidió una ley para tener alguna seguridad. Esa ley estuvo en el Congreso pero luego desde la central en los Estados Unidos nos decían que no era suficiente, que había que hacer otra normativa, y pedían que el contrato no lo firmara yo sino el Presidente de la Nación”, aseguró el martes pasado el funcionario de Salud en conferencia de prensa.
A las conversaciones del titular de la cartera de Salud se suman las gestiones de Jorge Argüello, embajador argentino en Estados Unidos, que le envió una carta a la administración de Donald Trump para intentar buscar respaldo, aunque en la Casa Blanca se mostraron indiferentes.
Entre las preocupaciones del Gobierno se encuentra la supuesta dificultad del laboratorio para proveer las vacunas acordadas ya que la producción habría caído a la mitad.