Catamarca y el país estarán pendientes el próximo domingo de lo que suceda en Buenos Aires, no porque haya especial interés en el reparto de las 46 bancas de diputados y 23 de senadores del distrito, ya que en ese aspecto es una elección provincial más, entre las muchas que se vienen haciendo desde comienzos de año.
El punto es que en Buenos Aires votan más de 14 millones de personas, y el curso de la votación puede ser decisivo, tanto para las nacionales del 26 de octubre como para la presidencial de 2027.
Buenos Aires dará el punto exacto de aprobación o rechazo a la gestión de Javier Milei, algo que no puede hacer ninguna encuestadora.
Es la hora de la verdad, y ahí se sabrá si el peronismo-kirchnerismo está políticamente liquidado, como proclama el oficialismo, o si los libertarios quedan en la cuerda floja.
Se sabrá el real impacto de los escándalos de las coimas, se sabrá si Milei sigue siendo el fenómeno que llegó a la presidencia casi sin trayectoria o si se apaga como la luz de un fósforo.
Si los libertarios pierden Buenos Aires todo se les hará cuesta arriba, y será difícil que remonten la situación en el poco tiempo que les queda para octubre. Milei viene prometiendo hace tiempo que va a arrasar, pero eso ya no es tan seguro. Y una derrota en las nacionales lo dejaría en tremenda crisis, cuando ya está sufriendo su debilidad en el Congreso.
Sin fuerza legislativa, Milei viene viendo cómo le aprueban lo que quieren, y hasta le voltearon un veto, algo que no pasaba hace décadas en Argentina. Necesita más legisladores como el agua, también para protegerse, porque ahora el Congreso quiere avanzar con la investigación de $LIBRA, de las coimas y con interpelaciones para todos.
Del otro lado, el peronismo, posiblemente la única fuerza de real oposición, necesita un triunfo para cerrar el duelo por la caída de 2023 y volver a posicionarse como alternativa.
Si vuelve a perder con Milei, el kirchnerismo estará prácticamente terminado y le quedará muy poco tiempo para reorganizarse hacia la presidencial. Los recambios generacionales y de mando son procesos largos, y así como le costó recuperarse del fiasco de Alberto Fernández, perder ahora allanaría una reelección libertaria.
En Catamarca miran con atención, porque no tienen puntos de referencia. Raúl Jalil coqueteó con los libertarios desde que asumieron, y recién ahora se distanció un poco, pero volverá a acercarse a Casa Rosada si LLA gana.
Lucía Corpacci es más opositora, pero siempre alineada con Cristina, hoy presa y devaluada. Una derrota la dejará huérfana.
Como se ve, se juega mucho. El que pierda quedará al borde del nocaut, y el que gane saldrá muy fortalecido para lo que se viene.
Lo necesita el gobierno con urgencia porque pierde respaldo social y se le está complicando el plan económico. Lo necesita el peronismo con urgencia para mostrar que está vivo. El domingo a la noche, habrá un mapa más claro de la Argentina que viene.