Este 25 de Mayo, el presidente Javier Milei y su vicepresidenta Victoria Villarruel volverán a mostrarse juntos públicamente tras meses sin contacto directo. Será en el tradicional Tedeum en la Catedral Metropolitana, en el marco del 214° aniversario de la Revolución de Mayo. Sin embargo, el acercamiento es solo formal: en el entorno presidencial aseguran que la relación permanece irremediablemente dañada y que cualquier gesto de distensión es apenas una estrategia para evitar ruidos en plena exposición pública.

El gobierno nacional, que atraviesa un momento de fortaleza política luego de la victoria electoral del domingo pasado, decidió cuidar cada detalle de la escenografía de este reencuentro, desde el atuendo presidencial —se especula con que Milei podría vestir el uniforme de granadero— hasta el breve contacto físico que tendrá con Villarruel en los pasillos del Arzobispado porteño, donde escucharán el mensaje del arzobispo Jorge Ignacio García Cuerva. No se repetirá, aclaran, la postal de unidad del año pasado, cuando caminaron juntos por Plaza de Mayo rodeados del Gabinete.
“Sabemos manejar impactos y momentos”, deslizó un asesor de comunicación cercano a Milei, que reconoce el valor simbólico del reencuentro, aunque descarta que implique una reconciliación política. En la Casa Rosada insisten en que la vicepresidenta continúa siendo una figura de desconfianza para el núcleo más cercano del Presidente, donde reina la influencia de Karina Milei y el consultor Santiago Caputo, principales arquitectos del cerco político que aísla a Villarruel.
A pesar de ello, en los últimos meses se registró una baja en el nivel de hostilidad. Villarruel dejó de confrontar públicamente y evitó posicionarse en contra del Ejecutivo, lo que fue leído como un repliegue estratégico. “Se alineó porque no tenía alternativa”, reconocen en el oficialismo, aunque advierten que su silencio podría esconder un plan para construir una alternativa propia de cara a 2027. La posibilidad de que esté tejiendo alianzas en la sombra, para un futuro lanzamiento electoral independiente, no está descartada.

El gesto más valorado, con cierta ironía, fue su decisión de no avanzar en la conformación de un espacio político propio en vísperas de las elecciones legislativas del próximo año. Incluso tras el fracaso del proyecto Ficha Limpia en el Senado, desde el Ejecutivo evitaron señalarla directamente, como sí lo habían hecho en otras votaciones, lo que fue interpretado como una tregua implícita.
Sin embargo, en Balcarce 50 insisten: no habrá reconciliación verdadera. Villarruel seguirá participando de los actos institucionales que le correspondan, pero el vínculo político con Milei está roto.





