El escenario político entre Javier Milei y Mauricio Macri atraviesa un delicado equilibrio: pese a los enfrentamientos públicos, los intereses electorales comunes han impedido hasta ahora una ruptura total. La tensión alcanzó un nuevo pico esta semana con la caída de las acciones argentinas en Wall Street, el riesgo país superando los 900 puntos y una dura crítica de Macri al entorno presidencial desde Punta del Este. El blanco no fue Milei directamente, sino Karina Milei y el estratega Santiago Caputo, el núcleo más estrecho del Presidente.
Desde la Casa Rosada, el malestar es evidente, pero prevalece una consigna: evitar el quiebre, al menos por ahora. La provincia de Buenos Aires y la dinámica parlamentaria actúan como puntos de contención. Para muchos, la posibilidad de una alianza electoral para enfrentar a Axel Kicillof sigue en pie. Y en el Congreso, especialmente en Diputados, el pacto de convivencia se mantiene con figuras clave como Guillermo Francos por el oficialismo y Cristian Ritondo desde el PRO.
El conflicto por los pliegos de los jueces Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla, rechazados en el Senado gracias a una alianza táctica entre el PRO y el kirchnerismo, casi dinamita el vínculo. Sin embargo, el gobierno prefirió no escalar. Tanto Francos como Patricia Bullrich intentaron enfocar el enojo contra Cristina Kirchner para evitar una interna pública con Macri.
En medio de esta pulseada, ambos líderes contextualizan cada movimiento con el calendario electoral. Saben que comparten el mismo electorado y que ese factor puede ser decisivo. Para Macri, el desafío es mayor: buena parte del voto que impulsó a Milei en 2023 fue el mismo que en 2017 respaldó el “cambio” macrista. Y en La Libertad Avanza son conscientes de esa herencia.
La disputa en la Ciudad de Buenos Aires será clave. Allí, el oficialismo apuesta fuerte con Karina Milei a la cabeza del armado y Manuel Adorni como candidato central. Del otro lado, el PRO intentará sostener su hegemonía con Silvia Lospennato y la conducción política de Macri y María Eugenia Vidal. La elección, dicen ambos espacios, será un test para 2027.
En el Gobierno contemplan incluso que el PJ gane la Ciudad y que Adorni quede por encima del PRO: el objetivo no es solo ganar, sino consolidar a La Libertad Avanza como la única propuesta de centro-derecha. En el PRO, en cambio, no descartan una elección dividida en tercios, como en la primera vuelta de 2023. “Un triple empate sería ideal”, sostienen.
La tensión es mutua. Desde el oficialismo consideran que el PRO está atrapado entre nacionalizar la campaña —donde Milei tiene ventaja— o municipalizarla —donde aparece el fantasma de Rodríguez Larreta—. En el entorno de Macri, la preocupación es otra: cómo llegará Milei al 18 de mayo, una fecha clave para las definiciones políticas.