Milei intensifica el control interno en LLA

La Libertad Avanza (LLA) fue concebida más como una extensión del liderazgo personal de Javier Milei que como un partido tradicional. Este enfoque centrado en la figura de Milei, caracterizado por un liderazgo carismático y una conexión con demandas sociales insatisfechas, ha llevado a una crisis de institucionalidad dentro del partido.

Desde diciembre, las dudas sobre la capacidad del nuevo bloque libertario en el Congreso se han intensificado. Los primeros problemas surgieron antes de asumir cargos, y el grupo, compuesto por figuras sin experiencia política y con baja cohesión, pronto mostró serias debilidades. Aunque LLA se presentó como un símbolo de pureza anti-casta, los desafíos internos han sido significativos.

Milei, inicialmente distante de la política local y enfocado en objetivos globales, se vio obligado a intervenir debido a las derrotas legislativas y las disputas internas. En una reciente declaración durante la apertura del Foro Madrid, Milei advirtió a sus diputados y senadores que la dispersión y las peleas no serían toleradas. “El que no comprenda, no tiene nada que hacer en LLA”, subrayó, imponiendo una estricta disciplina.

El liderazgo dentro del partido ha sido cuestionado, especialmente con la salida de figuras como Lourdes Arrieta y Francisco Paoltroni. Milei ha tenido que asumir un rol más activo en la resolución de conflictos, que incluyen acusaciones de compras millonarias sin licitación y una serie de problemas en la administración del bloque.

El reciente episodio con la vicepresidenta, quien rechazó la nominación del juez Ariel Lijo para la Corte Suprema, reveló la tensión entre la necesidad de unidad y la libertad de pensamiento. Milei minimizó la relevancia de las opiniones de la vicepresidenta, mientras que mostró molestia por las diferencias de opinión entre sus propios legisladores.

El contraste entre la libertad de pensamiento y la necesidad de obediencia se ha vuelto más evidente. Mientras Milei se esfuerza por mantener la cohesión dentro de LLA, su liderazgo se enfrenta a críticas por imponer un pensamiento único en nombre de la libertad.

Además, las tensiones también se reflejan en el bloque del Parlasur, donde una reciente votación resultó en un empate, manteniendo a Patricio Villegas en el cargo pero debilitado. La situación en el Congreso y las expectativas de futuro para LLA reflejan la compleja realidad de liderar un partido que, aunque emergente y con un fuerte mensaje anti-casta, enfrenta grandes desafíos para consolidar su estructura interna y su papel en la política nacional.

A medida que Milei navega estos problemas, el éxito de LLA dependerá de su capacidad para equilibrar la disciplina partidaria con la libertad individual, una tarea complicada en el contexto de su ambicioso proyecto político.

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