Mecenas con plata ajena

El “mecenazgo” es un tipo de patrocinio económico que se otorga a artistas, literatos o científicos, a fin de permitirles desarrollar su obra. En la antigüedad, generalmente era un miembro de la realeza o una persona rica y poderosa que protegía a los artistas y promovía sus obras. El término deriva de Cayo Mecenas, quien, en la Roma de finales del siglo I a. C., cobró tanta fama como protector de las artes que su nombre pasó a designar tal función social. Actualmente, la práctica sigue vigente, aunque mayormente es ejercida por empresas o fundaciones con capital privado. 

Algo así parece haber querido hacer el Gobierno de la Provincia, que en un rapto de filantropía culturosa gatilló 800 lucas para patrocinar a un artista catamarqueño. Bajo el concepto de “ayuda económica”, y a través del Ministerio de Cultura y Turismo, sacó de la billetera del Estado el casi millón de pesos para financiar una exposición artística privada.

El gasto en cuestión fue publicado en el Boletín Oficial N° 54, el martes 6 de julio. El padrinazgo dinerario salió por decreto Nº 1189 del Ministerio de Cultura y Turismo que reza “autorízase a este Ministerio a otorgar una ayuda económica, al Sr. Cristian Leonardo Mohaded, DNI. N° 27.785.670 (diseñador catamarqueño), por $ 800.000,00, destinado a la elaboración del «Proyecto Territorio, Diseño y Tradición» y su exposición de diseño a partir de técnicas artesanales, a llevarse a cabo en el Museo Nacional de Arte Decorativo en la Pcia. de Buenos Aires”… bla, bla, bla.

El artista beneficiado por el protectorado de la artes del Gobierno es un diseñador industrial y artista nacido en Recreo, departamento La Paz, y con una importante trayectoria internacional. Su obra se centró principalmente en el desarrollo y diseño de objetos de iluminación, mobiliario y decoración para empresas nacionales e internacionales. Una prolifera carrera en un rubro comercial y rentado, que le granjeó numerosos reconocimientos, oportunidades y, muy probablemente, ingresos.

Pero por algún motivo, el Gobierno entendió que le correspondía asumir el patrocinio del diseñador. Y sin más, en medio de una pandemia y la consecuente crisis económica, mientras habla de austeridad y les regatea hasta el centavo a los trabajadores en paritarias, aflojo la alforja y sacó 800 mil pesos para solventar una muestra artística. A los comerciantes y trabajadores independientes que se vieron obligados a cerrar sus negocios por la cuarentena les dieron 15 mil pesos. Para una exposición de diseño, 53 veces ese monto. Un verdadero mecenas, pero al estilo propio.

La primera y gran diferencia, es que los mecenas del Renacimiento, como los Médici, al igual que de la modernidad, como Rockefeller o Guggenheim, hacían aportes filantrópicos para promover el arte con sus propios recursos. Es decir, sacaban de sus cuentas como quien usa su dinero para lo que quiere. En cambio, los funcionarios del Gobierno y del Ministerio de Cultura, administradores circunstanciales y momentáneos de los recursos públicos, sacaron la tarasca de la plata de todos los catamarqueños. 

Por otra parte, si bien los mecenas hacían aportes “desinteresados”, el sostenimiento económico de los artistas, ya sea asignándoles una remuneración regular o el pago por sus obras, reportaba al protector ciertos beneficios. Por ejemplo, disfrutar del placer estético, moral o intelectual de las obras producidas bajo su tutela económica. O bien, la pertenencia de las obras. Pero el mecenazgo al estilo Gobierno de Catamarca ni siquiera ese beneficio reporta.

La muestra por la que Cultura y Turismo soltó la “ayuda económica” se realizará en el “Museo Nacional de Arte Decorativo en la Pcia. de Buenos Aires”. Bastante lejos y un poco a trasmano como para que los catamarqueños al menos aprovechen en términos estéticos y culturales la inversión de su dinero.

Seguramente habrá un puñado de privilegiados comprovincianos que podrán apreciar la participación del diseñador en dicha exposición, como los legisladores nacionales por Catamarca, sus asesores y compinches, los funcionarios y empleados de la Casa de Catamarca en CABA, y algún que otro funcionario provincial que se suba al avión, con esa facilidad económica que otorga pertenecer al establishment político, y rumbee hacia allí.

Aunque pensándolo bien, en esto el mecenazgo de la provincia se parece bastante al renacentista: el arte resultante de la inversión del protector estaba disponible para él, sus familias, cortesanos y el resto de la aristocracia. Mientras que la plebe no tenía participación alguna en este tipo de experiencias. 

Hay en Catamarca un importante número de empresas y holdings con abultados capitales, cercanas a (por no decir propiedad de) los funcionarios del Gobierno que podrían haber aportado el dinero. Quizás recaudando un fondo específico para esta ocasión o, porque no, constituyendo una fundación dedicada a ese protectorado artístico. El interés filantrópico de los funcionarios podría haberlos impulsado a gestionar el aporte privado. Pero claro, si los 800 mil salen de la cuenta corriente propia, ya duelen más. Mejor hacer mecenazgo al estilo propio y con la plata de otros. 

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