Los tuyos, los míos y los nuestros

Ya está hecho formalmente el pedido de desafuero contra la diputada provincial Natalia Saseta, caída en desgracia como todo el PRO, que en todo el país lucha en peligro de extinción ante el resultado de las elecciones, mientras su líder y creador ya se puso la camiseta libertaria.

El tema de Saseta viene de hace un par de años, cuando uno de sus propios empleados la denunció por apretarlo y exigirle que le entregue parte de su sueldo. Si es cierto o no, lo dirá la justicia. Por lo pronto es inusual que un índice se rebele, judicialice su caso y que prospere en su reclamo contra un legislador. Eso es lo que distingue la causa Saseta, lo único, porque el resto de la historia no tiene nada novedoso.

Desde Juan Carlos “Machete” Balverdi para acá, se rumoreó sobre decenas de casos iguales o parecidos. Y nunca se hizo mucho ruido por una razón muy sencilla: todos están en la misma joda. Ojo, no hablamos de cobrarle un diezmo a los empleados porque no todos lo hacen, pero sí de usar dinero público para rentar militantes o bendecir a familiares, amigos, amantes, etc.

Porque el verdadero problema no es Saseta y su historia con el muchacho que la denunció. El problema es que en la Legislatura, a cada dueño de una banca se le regala un monto más que interesante de dinero mes a mes, para que lo reparta a gusto.

Es una fábrica de ñoquis: cientos, miles de personas que cobran sueldos, la enorme mayoría sin hacer nada, muchos sin aparecer por lugares de “trabajo”, muchos sin vivir en la provincia. Es plata fácil, regalada. Nadie investiga y nadie se queja porque todos lo aprovechan: peronistas, radicales, macristas, ahí no hay grieta, es un tenedor libre de sueldos donde todos se sirven y gozan calladitos.

Lo grave en la Legislatura es que después de pasar unas cuántas veces por el cajero a retirar su obsequio mensual, los afortunados amigos de los legisladores van por más, y piden el pase a planta permanente. ¿Por qué conformarse con cobrar unos meses si se puede conseguir un sueldo de por vida?

Que tire la primera piedra el que desconozca esta situación: es la única verdad, es el abuso institucionalizado.

Que alguien revise la planta de empleados de la Legislatura y vea como crece año tras año. Que alguien se fije cuántos son ñoquis, que alguien reconozca que ni en el Estadio Bicentenario hay asientos suficientes para recibir a todos los que cobran sueldos como “legislativos”.

Es una joda tremenda, una joda que pagamos todos, y que todos aceptan porque se benefician. Hagan lo que quieran con Saseta: sáquenle los fueros, échenla, que devuelva plata, que no la devuelva. Da lo mismo. El problema va a seguir ahí, porque acá los legisladores son semidioses que pueden decidir a quién regalarle plata todos los meses sin meter jamás la mano en su propio bolsillo. Ahí está su poder, no en hacer leyes sobre temas que ni conocen.

Hablemos en serio, o no hablemos. Y por eso no hablarán.

El catucho 

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí