El cohete chino que tiene en vilo al mundo se aproxima a la Tierra y todavía no está claro dónde impactará aunque en las últimas horas los expertos que monitorean su trayecto redujeron las áreas donde podría precipitarse. El Pentágono norteamericano y las autoridades espaciales europeas continúan el seguimiento continuo del artefacto diseñado por el régimen chino que está fuera de control. En las últimas horas expertos militares estadounidenses señalaron que el cohete Long March 5B podía caer en la superficie en algún momento entre el sábado y domingo.
Beijing, tras permanecer en silencio varios días, decidió restarle importancia al asunto asegurando que no había peligro. “La probabilidad de causar daños es extremadamente baja”, dijo el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores, Wang Wenbin. “La mayoría de los componentes se destruirán” al entrar en la atmósfera, agregó uno de los principales voceros de la propaganda de la autocracia china.
El jueves pasado, China lanzó el primero de los tres elementos de su estación espacial, la CSS, que fue propulsado por un cohete Long March 5B. Es el cuerpo de este cohete el que aterrizará en los próximos días. Revistió el evento como un hito espacial, sin informar sobre los peligros potenciales. Tras la separación del módulo espacial, el lanzador comenzó a orbitar el planeta en una trayectoria irregular, perdiendo altura lentamente, haciendo casi imposible cualquier predicción sobre su punto de entrada a la atmósfera, y por tanto de su punto de caída.
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, dijo esperar que el objeto caiga en un lugar deshabitado “donde no dañe a nadie” e insinuó que fue una negligencia por parte de China dejar que el cuerpo del cohete saliera de órbita.
Por su parte, el Servicio de Vigilancia y Seguimiento Espacial de la Unión Europea (EUSST) está monitoreando el cohete fuera de control, pero ve poco probable que caigan restos del mismo en zonas pobladas de la Tierra.
El Long March 5B fue utilizado la pasada semana por China para lanzar al espacio uno de los módulos de su futura estación espacial, y se espera que a lo largo del fin de semana impacte con la atmósfera terrestre, lo que ha provocado preocupación ante la probable caída a la Tierra de algunos de sus escombros y la activación de diferentes servicios de vigilancia espacial.
Entre éstos, el Servicio de Vigilancia y Seguimiento Espacial de la UE, un consorcio internacional del que forman parte varias agencias espaciales y organismos públicos de numerosos países europeos, y entre ellos el Centro para el Desarrollo Tecnológico e Industrial (CDTI), dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación español.
Este consorcio está desde hace varios días monitoreando el retorno a la atmósfera terrestre del gigantesco objeto espacial chino, que tiene una masa estimada de entre 17 y 21 toneladas y un tamaño de aproximadamente 30 metros, y ha observado que esas dimensiones lo convierten en uno de los trozos más grandes que vuelven a la Tierra y que por lo tanto “merece un monitoreo cuidadoso”.
La red de sensores y radares de este servicio de vigilancia espacial está observando el objeto “de cerca” y ha comprobado que está cayendo, y ha reducido su ventana de entrada a la atmósfera terrestre a un periodo comprendido entre los días 8 y 9 de mayo.