El Gobierno catamarqueño puso una alfombra roja para la empresa Loro Piana, una decisión muy cuestionada porque consiste en mandar a Europa un tesoro provincial como la lana de vicuña, para que ellos la industrialicen y vendan los productos, en lugar de promover que se procese acá.
El avance sobre comunidades originarias a las que ni se consulta, la puesta al servicio de extranjeros de riquezas locales y el sometimiento de los catamarqueños a los intereses de afuera, que tanto se padece con la minería, ahora llega a la vicuña.
Las quejas son cada vez más, y hay datos a tener en cuenta, por ejemplo, qué hicieron los italianos de Loro Piana en otros lados.
La marca italiana Loro Piana, famosa por sus prendas de alta gama, ha estado en el ojo de la tormenta en Perú tras una reciente investigación de Marcelo Rochabrun publicada en la revista estadounidense Bloomberg.
¿Qué hay detrás de las costosas chompas de lana de vicuña de la lujosa marca italiana Loro Piana? La publicación reveló el abuso de la firma con los agricultores peruanos, quienes trabajan en condiciones precarias y sin remuneración pese a que las chompas de vicuña que comercializan están valorizadas en US$9.000.
Andrea Barrientos, una agricultora de 75 años de la comunidad indígena de Lucanas en los Andes peruanos, es una de las personas que contribuyen a la producción de lana de vicuña para Loro Piana, su único cliente. La comunidad recibe pagas miserables por la fibra de vicuña, dinero insuficiente para pagarle a Barrientos, quien se ve obligada a trabajar como voluntaria.
Esta investigación revela una realidad desigual en la que los agricultores indígenas trabajan “voluntariamente” para el conglomerado de marcas de lujo LVMH Moët Hennessy Louis Vuitton SE, controlado por el magnate Bernard Arnault, cuya fortuna supera los US$202.000 millones de acuerdo con el índice de multimillonarios de Bloomberg. Mientras tanto, el 41% del distrito peruano de donde se llevan a lana vive en la pobreza.
La situación empeora aún más con la historia detrás de la producción de vicuña y el papel de las empresas en este mercado. En 1995, se aprobó en Perú una ley que le daba a las comunidades indígenas el derecho exclusivo para esquilar y vender fibra de vicuña, siempre que los animales hayan sido encontrados dentro de sus territorios.
Pero hecha la ley hecha la trampa: cinco años después se emitió un decreto que otorgaba a las empresas los mismos derechos que a las comunidades campesinas para esquilar vicuñas en tierras andinas. Ante esta decisión, Loro Piana adquirió 2.000 hectáreas de terrenos andinos.
La controvertida práctica de poner a las vicuñas en “semicautiverio” para incrementar la producción también ha generado críticas, ya que va en contra de su principio como animal silvestre. La población de estos camélidos en las propiedades de Loro Piana aumentó mientras que los precios de la fibra cayeron. Todo en contra de los locales y a favor de la empresa extranjera, como siempre pasa.
Lindos antecedentes, como para que Catamarca sepa lo que le espera.