Los municipios piden subsidio a su fiesta

Empezaron Huillapima y Capayán, y poco a poco se van sumando más y más municipios, para pedir descaradamente un “subsidio permanente”, con la excusa de ayudar a los vecinos a hacer frente a los tarifazos de la luz.

Es la típica maniobra que toma una buena causa, un problema real, para sacar provecho y esconder incapacidades e irregularidades propias, y desde ese punto de vista hay un gran cinismo de los intendentes y en particular de los concejales, que tomaron la voz cantante para mendigar.

La hipocresía salta a la vista, porque los municipios piden plata, siempre emás plata, y lo hacen con el pretexto de ayudar a la gente. Pero la plata la quieren para mantener sus propios excesos y seguir la joda que llevó a las comunas a esta situación.

Si se hace una auditoría de gastos en las 36 municipalidades… ¿cuántos pueden mostrar la casa en orden? ¿cuántos saben administrar? ¿cuántos se manejan responsablemente? Si llegamos a cinco es una exageración.

Veamos por ejemplo el tema de la luz, que es el caballito de batalla que eligieron para el mangazo. ¿Están preocupados por lo que paga la gente? ¿Las facturas son impagables? Bueno, fantástico. En vez de pedir que Provincia se haga cargo, ¿por qué no renuncian a las tasas municipales que inventaron y que engordan las boletas?

¿O acaso no les molesta tanto exprimir los bolsillos de los vecinos cuando lo recaudado va para ellos? Porque en todas las boletas figuran ítems que no son del consumo de energía eléctrica, sino de impuestos inventados como la “ocupación del espacio aéreo” o la tasa MAP. Con esos cobros, que llegan al 14 por ciento de la factura, las mismas municipalidades que piden ayuda dramáticamente son las mismas que le meten la mano en el bolsillo a los usuarios.

Veamos por tomar un ejemplo Huillapima, pionera en esto de salir a pedir socorro al Estado provincial.

En Huillapima se cansaron de dar subsidios truchos, regalitos de plata inventados con cualquier excusa, cuando algún amigo se acercaba a decir que le iban a cortar el servicio porque tenía boletas impagas. Entonces echaban mano a fondos públicos, dibujaban un aporte por temas de salud o lo que fuera, y todo solucionado. Son los clásicos generosos con plata ajena. Son responsables del despilfarro, y sacan provecho de las necesidades de la gente para mantener votos cautivos.

En el Concejo Deliberante de Huillapima hay más de 50 empleados y hay lugar y sillas para 15 con toda la furia. Y lo mismo pasa comuna por comuna.

Los concejos deliberantes jamás han decidido ni resuelto nada. Son aguantaderos de ñoquis, asesores, familiares y amigos, donde los nombramientos no se hacen por necesidad, sino para pagar favores políticos. Y se tragan miles de millones de pesos mes a mes.

¿Por qué no se corrigen esas falencias en vez de pedir más plata para mantener estructuras improductivas, viciadas, podridas?

Si se cerraran concejos deliberantes y funcionara, por caso, uno solo para todo el Valle Central… ¿en qué se vería afectada la gente? En nada. Se verían afectados los que viven de la política y nadie más.

Entonces, en vez de pasar la gorra y querer dar lástima, empiecen a administrar en serio y dejen de tirar manteca al techo. O por lo menos no pidan que la manteca la pague otro con la vergonzosa excusa de querer “ayudar a la gente”. No se lo cree nadie.

El catucho 

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí