Los asesores secretos de los legisladores nacionales

Ayer juraron tres diputados nacionales por Catamarca, un peronista, Dante López Rodríguez, y dos radicales, el presidente de la UCR Francisco Monti y la correligionaria Silvana Ginocchio, con sus 30 años de afiliada boinablanca en el currículum.

Mañana asumirán tres senadores nacionales por Catamarca, la eterna candidata Lucía Corpacci (nos confirman que hasta este momento no renunció a su banca para postularse a otro cargo), el oftalmólogo Guillermo Andrada y el ingeniero Flavio Fama.

Falta un sétimo juramento, el de Anahí Costa, que reemplazará a la siempre renunciante Corpcci en Diputados.

Siete bancas en el Congreso de la Nación ocupadas en cuestión de horas por catamarqueños, que además de tener aseguradas sus jugosas dietas por un buen par de años, tienen una montaña de privilegios asegurados.

Llámese pasajes, viáticos, pagos por desarraigo, fueros, etc, etc.

Y entre los etcétera está un más que interesante presupuesto propios. Parte para repartir subsidios y becas, que generalmente son por montos pequeños, y otra bonita suma de dinero para nombrar su “equipo de trabajo”. Esto es, “asesores”, ayudantes, secretarios, acompañantes o lo que quieran.

Pueden bendecir a cualquiera, viva donde viva, es parte de la mayormente parasitaria y gigantesca planta política que mantienen los argentinos que trabajan.

Hasta hace algunos años, esa nómina de nombramientos era pública, pero de un tiempo a esta parte, como siempre se criticaba la aparición de familiares directos y amigos a sueldo, se decidió esconder la nómina de afortunados, y mantenerla bajo el más celoso secreto.

¿Por qué? No es un tema relacionado con la vida privada: son empleados públicos, que cobran dinero público, por decisión de otro funcionario público, en este caso legisladores.

Sería bueno que los que asumieron, debutando o renovando, den un ejemplo de transparencia y difundan oficialmente la lista de su séquito de empleados: nombres, apellidos, funciones, qué hacen y cuánto cobran.

Todos pidieron para llegar donde están el voto y la ayuda de vecinos y militantes. Capaz que ahora tienen un gesto de gratitud y le devuelvan el favor a algún anónimo ciudadano. O capaz que siguen acomodando a la parentela.

Como sea, debería ser obligatorio que den los nombres. Ya que les pagamos de nuestro bolsillo, tenemos derecho a saber quiénes son.

 

Y si les queda una vacante avisen, un sueldito para cobrar desde casa sin hacer nada siempre es bienvenido.

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