Juan Pablo Morales no es narcotraficante: así lo dictaminó la justicia, que después de un larguísimo proceso decidió absolverlo por el “beneficio de la duda” en la causa por venta de drogas. El hombre que fue el más poderoso de la Seguridad provincial y luego cayó en desgracia, se vio enredado en una oscura trama de tráfico de drogas, en las que aparentemente sólo apareció por su rol de abogado.
Mientras tanto, todo el mundillo político del peronismo gobernante, le soltó la mano y se alejó de él como de la peste. ¿Por qué? ¿Creían que era culpable? ¿Cuál fue el pecado de Morales para que todo el gobierno le de la espalda cuando era uno de los suyos? ¿Por qué en un ambiente donde todos se protegen, encubren y apañan, a él lo mandaron a la guillotina?
No se sabe. Morales nunca lo dijo, nunca se quejó. Aceptó su destino calladito. Y también eligieron el silencio sus supuestos amigos, con los que compartía asados y reuniones de gabinete. Ni uno alzó la voz para defenderlo, ni uno levantó un teléfono para ayudarlo. Se sentaron a comer pochoclo y ver cómo le prendían fuego, con el lema “si te he visto no me acuerdo” como bandera.
Hay algo muy raro detrás de esta historia, porque tiene que haber un motivo por el que todos se lavaron las manos. ¿Pasará algo similar con Carlos Kunz? ¿Hay alguien que arma causas para vengarse?
Morales zafó de la causa más pesada, aunque todavía le queda otra, un juicio pendiente por la acusación de recibir coimas como juez, que comparte con Raúl Da prá.
No se sabe si ahí también va a poder zafar, porque hay un video complicado que ya vio todo el país y lo muestra de frente recibiendo un misterioso sobre.
Otra curiosidad: Morales en este caso, igual que Da Prá, saben muy bien quien los filmó, porque no les dieron el sobre en la tribuna de Boca y entre miles de personas. Estaban los tres en la oficina, Morales, Da Prá y el que les dio el sobre y los filmó.
Que tan peligroso es el que les hizo la cama que prefirieron renunciar en silencio antes que mandarlo al frente… es algo que no tiene respuesta.
Algo extraño pasa en la justicia catamarqueña. Y será difícil que Morales lo cuente. Aunque hoy haya ganado, está claro que lo dejaron solito y solo.
El catucho