Litio y minería, en su peor momento

Además de convertirse en el segundo mayor foco de contagios de coronavirus, sólo superado por la cárcel, el mundillo de la minería catamarqueña entró en una etapa oscura, muy distinta a las eternas promesas de ilusión, amor y esperanza que invariablemente, y desde hace décadas, salen de la boca de los funcionarios del área.

El famoso oro blanco, por ahora, está dejando menos ganancias que el azúcar impalpable, aunque también es impalpable esa colección de cifras multimillonarias en dólares que se citan en los empobrecidos rincones donde se instalan las multinacionales.

Hoy la promesa del litio anda flojísima, porque el coronavirus acecha por un lado, hay un cepo al control de divisas y rige una política de retenciones, factores que ponen en jaque al “prometedor” segmento.

El COVID impactó en la industria minera ya que las empresas debieron reducir la movilización de sus operarios hasta los campamentos en la Puna, a lo que se le sumó el incremento en los costos que sufrieron al tener que realizar tests tanto a quienes iban a trabajar, como a quienes retornaban a sus hogares.

“Está todo funcionando a media máquina, porque las empresas no pueden tener capacidad instalada de más del 50%, por el coronavirus. Está todo lento, por el tema de la logística para moverse y que nadie se quiere contagiar, ni correr riesgos. Va a ser imposible trabajar al 100% de vuelta hasta tanto no se levante la emergencia sanitaria. Lo que más complicó fue el incremento en los costos de movimiento, que es un desastre”, afirmó el secretario de Minería e Hidrocarburos de Jujuy, Miguel Soler.

El secretario de Minería y Energía de Salta, Ricardo Alonso, concuerda y agrega: “A los empleados, tienen que hacerles el PCR, pero el problema es que no hay dónde, porque los laboratorios no tienen capacidad. Entonces, no pueden subir a las minas. La situación es más que difícil. Nadie sabe cómo actuar, ni el gobierno, ni el Comité Operativo de Emergencia (COE), ni nosotros. Además, los técnicos que tienen que construir las plantas piloto son extranjeros y no los pueden traer. Eso hizo que varias firmas hayan tenido problemas ya que eso no lo podés resolver por Zoom”.

En Catamarca no se dice nada, porque todo lo que se acerque a la minería es intocable y si se dice algo es para desparramar alabanzas y espejitos de colores.

Pero lo cierto es que la situación empeoró por el recrudecimiento del cepo cambiario, que está provocando que a las empresas se les dificulte aún más conseguir inversores o entidades financieras dispuestas a respaldar la construcción de sus proyectos en el país.

“No conseguimos gente para venir a invertir en la Argentina. Lo que está pasando no es bueno para las inversiones”, explicó Iain Scarr, gerente de operaciones de la canadiense Millennial Lithium, que está terminando de construir la planta piloto para su proyecto Pastos Grandes en la provincia de Catamarca, para el que precisa de una inversión total de 448,20 millones de dólares.

Sin estos fondos, difícilmente la mayoría de los desarrollos en el país pueda avanzar ya que las compañías que los han encarado son pequeñas y sólo han conseguido explorar y realizar el estudio de prefactibilidad con el dinero que recaudaron en su salida a la Bolsa de Toronto. Para ponerlos en marcha, necesitan varios cientos de millones más, que no tienen.

El broche de oro son las retenciones, ya que pasaron del 5% en el gobierno de Cristina Kirchner al 0% en el de Mauricio Macri, quien las subió al final de su mandato al 12%.

Alberto Fernández las bajó al 8% en febrero como parte de la ley de Solidaridad y Reactivación Productiva pero tardó ocho meses en reglamentarla, por lo que la industria pagó hasta octubre la alícuota fijada por Cambiemos, con el impacto negativo que esto le generó en medio de la cuarentena.

El paraíso del litio tambalea… coronavirus, retenciones, falta de inversores y cepo al dólar amenazan con convertirlo en el paraíso perdido.

El Catucho.

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