Las hipótesis detrás del asesinato de “Pillín” Bracamonte, líder de la barra de Rosario Central

La muerte de “Pillín” Bracamonte, líder de la barra de Rosario Central, abre un complejo entramado de posibles traiciones y vendettas en el violento submundo del fútbol y el crimen organizado de Rosario. Asesinado tras el partido entre Rosario Central y San Lorenzo, el fiscal Alejandro Ferlazzo enfrenta el desafío de resolver quién ordenó el ataque, pues Bracamonte, con una extensa red de enemigos y alianzas, tenía muchos detractores.

La primera hipótesis sugiere que Bracamonte obtuvo beneficios en la causa de lavado de dinero en su contra a cambio de delatar información clave, lo cual podría haberle costado la vida. Este rumor circula por todo Rosario y apunta a un posible acto de “justicia” dentro del mundo delictivo, donde cualquier señal de traición se paga con sangre.

La segunda teoría involucra su relación con la banda de “Los Monos”, especialmente con Guille Cantero, y cómo las disputas por el control de los negocios ilegales en la ciudad habrían puesto a Bracamonte en la mira. Según esta versión, su alianza con los líderes presos Leandro Vilches y Pablo Caminos se habría roto tras una disputa por el control territorial, lo que generó resentimientos que culminaron en una orden de asesinato ejecutada por Matías Gazzani, sicario de la organización y actualmente prófugo.

Otra línea de investigación menos fuerte pero presente implica a Samuel Medina, yerno de Cantero, quien habría intentado asumir el control de la barra en lugar de Bracamonte. La reciente muerte de Medina podría haber desatado represalias en una escalada de violencia que afecta tanto a barras como a clanes narco. También se considera la posible participación del clan Alvarado, aunque con menor evidencia.

Bracamonte controlaba un vasto imperio ilegal, desde taxis y viandas en hospitales hasta servicios para la construcción en complicidad con la UOCRA y negocios vinculados al fútbol. Su fortuna le permitió alianzas con altos mandos políticos, policiales y del deporte, lo que fortaleció su influencia durante más de dos décadas.

Su caída no fue repentina: los últimos años lo vieron entre disputas internas en la tribuna y procesos judiciales. Sus alianzas con grupos delictivos como “Los Monos” le dieron un manto de impunidad que le permitió liderar la barra en Rosario Central sin ser interrumpido, pese a varios intentos de derrocarlo.

Bracamonte fue atacado en 2006 y, en 2018, la Justicia rosarina le permitió viajar al Mundial de Sudáfrica a pesar de estar imputado en diversas causas, lo cual evidenció su poder en la escena local. Sin embargo, en 2021, con la división de “Los Monos”, su territorio empezó a tambalear. La Justicia le abrió una causa de lavado de dinero y, según se rumorea, habría comenzado a negociar a ambos lados del conflicto.

Tras un intento fallido de asesinato en agosto de este año, donde culpó a Vilches y Caminos, las disputas se intensificaron. Ayer, pasadas las 21:00, Bracamonte fue asesinado a quemarropa en la esquina de Avellaneda e Ibarlucea, poniendo fin a su largo reinado en la barra de Rosario Central. La violenta sucesión de poder que deja su muerte tiene en alerta a toda la provincia de Santa Fe, anticipando un nuevo capítulo de la disputa que se desata en las tribunas y se extiende a las calles.