La ninguneada a la CGT

Y se terminó la paciencia de los muchachos de la CGT. Allá en el recuerdo quedaron los tiempos en que los sindicatos eran la columna vertebral del peronismo: hoy no les convidan ni las sobras de anoche.

Había bancas para repartir, en en el Senado de la Nación, el Diputados de la Nación, en la Legislatura… ¿qué les tocó a los gremialistas? Nada de nada.

Pensar que fueron los primeros en brindar su apoyo a Raúl Jalil cuando asomaba como aspirante a la Gobernación y enfrente estaba Lucía Corpacci.

Hoy nadie se acuerda de ellos, no los tienen en cuenta, y la ninguneada los hartó. Porque no es la primera. Esto viene de hace rato, y lo único que consiguieron en diez años de peronismo en el poder es que lo metan a “Rojitas” de los gastronómicos en Diputados. Una banca en diez años, mientras tanto, siguen reeligiendo a Adriana Díaz… ¡y el sindicato más chico suma 100 veces más votos que el “PI”!

Siguen reeligiendo a Marcelo Murúa, que es algo así como el rey de los partes de prensa pero no legisla nada. Y siguen reeligiendo a Mónica Zalazar, que no tiene respaldo ni de los médicos. Y reelige Juan Denett…

¿No había un cargo para los sindicalistas? ¿Ni uno?

El que pegó los primeros gritos fue el mercantil Roberto González, cosecretario de la CGT, y denunció que a la lista “la armaron entre tres”, y eso que era jalilista de la primera hora.

Claro, nadie pretendía que sacaran a la esposa del gobernador para mandar un sindicalista al Congreso. Será radical pero es de la familia… lo que esperaban era un diputadito al menos.

Tantos favores hechos, tanto arreglo, tanto paro levantado para acompañar al gobierno. Y así les va: amor con amor no se paga, y con candidaturas tampoco.

La tristeza de los gremios se hace oir, y tienen razón.

La visión del catucho

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