La lista invisible

Catamarca es Noticia publicó en exclusiva una nómina de ciudadanos que pusieron dinero en una de las tantas financieras que implosionaron a comienzos del año pasado, dejando en la vía a miles y miles de estafados.

Entre los muchos burlados por la promesa de hacer dinero fácil, hay una amplia variedad de creyentes. Algunos pobres infelices que apostaron por necesidad y desesperación, con la ilusión de salir de pobres, y otros pícaros de bolsillos llenos que se tentaron con la especulación para multiplicar su fortuna, seguramente seducidos por las leyendas de los primeros depositantes, que veían engordar sus billeteras sentados en el sillón de la casa.

Como sabemos, los pobres se quedaron pobres (y de yapa endeudados), y los ricos se quedaron ricos, porque las fichitas que tiraron en la timba financiera no ponía en riesgo su patrimonio ni mucho menos.

Pero lo que más llama la atención de la lista es que al parecer es invisible. Nadie la ve, nadie dice nada. Ni siquiera los que ahí aparecen. El gobernador, que había prometido echar al que estuviera prendido en la joda –y por supuesto no echó a nadie- mira para otro lado. Distraido pero no tanto, como que se tomó la precaución de ordenar que los medios amigos no den a conocer la nómina.

Mientras tanto, en la “lista de buena fe” se ven decenas de apellidos ilustres. Legisladores provinciales, legisladores nacionales, intendentes, ministros, empresarios, algunos directamente, otros representados por familiares cercanos o amigos. Apellidos de familias públicas y poderosas están ahí.

Claro, muchos de ellos también fueron burlados, pero se cuidaron muy bien de protestar o reclamar.

¿Por qué? Porque hay cientos que no tienen manera de demostrar de dónde habían sacado miles y miles de dólares para jugar en una financiera. Chichipíos que antes de asumir un cargo eran pelagatos como cualquiera, de pronto salen invirtiendo miles de dólares en “bitcoins”, pirámides o lo que fueran esas propuestas.

No reclaman porque eligieron el mal menor. Perdieron la que pusieron (ojo, algunos perdieron, otros bien conectados habrían recuperado lo suyo), y escaparon del centro de la escena.

Es mejor olvidarse de la plata antes que salir a explicar de dónde salió la platita para la inversión. Para hacerse los giles, son todos campeones mundiales. Lo mismo hacen con sus propiedades, con sus vacaciones, con sus gastos. La cúpula del poder y sus allegados, viven en un mundo de lujos inexplicable desde sus recibos de sueldos.

Esto de las financieras no hizo más que exponerlos públicamente. Por eso el mejor negocio para todos es apostar al olvido, a que el tiempo pase y todo quede en la nada. Al menos hasta después de las elecciones.

En ese sentido, la paralización total de la causa judicial les viene como anillo al dedo. Puede decirse que entre tantas cosas que hicieron mal, esto lo están haciendo muy bien. No vaya a ser que se investigue y, además de complicar a los nuevos ricos, se descubra que también había dinero público metido ahí.

Pero tranquilos, no hay riesgo de que se descubra nada. Todos los organismos de control están en sus manos.

La visión del catucho 

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