El PJ Catamarca tuvo un pequeño mitín como para sacarse de encima el compromiso de hacer algo por el Día de la Lealtad. Quedaron el otras épocas, sólo para el recuerdo, aquellas noches de chori y música popular, cuando había que cortar la Avenida Güemes para meter un escenario gigante y la gente copaba toda la plaza de la estación hasta la madrugada.
El horno no está para bollos y el humor de la gente menos. Esta vez, unas treinta sillas sobraron para el “festejo”, donde Raúl Jalil y Lucía Corpacci se sentaron juntos como para simular que no pasa nada.
Raúl venía de Mar del Plata, porque siempre va a o viene de algún lado, viaja más que Luisito Comunica. Y el tema es que en Mar del Plata anticipó su apoyo a Javier Milei con la Ley de Presupuesto, aplaudió el ajuste, y abrazó ideológicamente con sus pares. Jalil estuvo en el coloquio IDEA en la mesa de los gobernadores. Y lo ubicaron, obviamente, con los gobernadores oficialistas. “Debatió” (no debatieron nada, se dieron la razón todo el tiempo amigablemente) con Gustavo Valdés, Ignacio Torres y Rogelio Frigerio. Ni un peronista, eran todos los amigos de Milei.
Pero Jalil tiene esa doble personalidad, es libertario allá y peronista acá, le da la razón a todo el que se le cruce, se acomoda sin problemas. Es algo así como un comunista-capitalista, hincha de Boca y River, un político insulso con la tibieza como bandera, que no se juega por nada y a todos les dice que son geniales.
Un ratito antes, el PJ presidido por Corpacci lo castigaba por su respaldo a Milei en un comunicado. Un ratito antes, el PJ del que es vicepresidente se arrollidaba con devoción para agredecer al cielo que Cristina quiere presidir el PJ nacional. Un ratito antes el PJ condenaba las políticas de Milei.
Nada es problema para Jalil, que anda a los abrazos con Luis Caputo y viene acá y se disfraza de compañero sin que se le mueva una pestaña.
En el Día de la Lealtad, el partido con más agachadas y deslealtades hizo un simulacro de acto. Todos eligieron la vista gorda y largaron frases de ocasión.
Creen que así está todo bien y alcanza para mantener a la gilada bajo control. Habrá que ver si es así, o si el año que viene se llevan una sorpresa en las urnas.
El catucho