Mientras la educación en Catamarca acumula casi siete meses de pandemia y postergación por las graves falencias de conectividad que sufre la provincia, el Gobierno anunció con toda pompa la instalación de fibra óptica de alta velocidad para un gamer. Los miles de jóvenes que ven cómo se les escurre entre los dedos un año entero de escolarización por no tener internet o un dispositivo desde donde conectarse para asistir una clase, hacer un trabajo o rendir un final, marcan un tragicómico contrastan con el esfuerzo de la Provincia por garantizar una buena conexión a un campeón del FIFA. Una grosera desinteligencia, cuanto menos grotesca y ofensiva, para los postergados digitales, que están quedando “game over” en la vida real.
El evento al que se alude fue difundido por el propio Gobierno a través de un parte de prensa. Con mucho entusiasmo se comunicó que desde la Dirección de Infraestructura Tecnológica, dependiente de la Secretaría de Modernización del Estado (a cargo de Juan Pablo Dusso), se había gestionado la bonificación del 100% de una conexión de fibra óptica de alta velocidad que se instaló en el hogar del campeón Sudamericano de FIFA PlayStation, Gastón Rodas.
La gestión del Estado para el gamer (según el reporte oficial) no se limitó en garantizar la super conectividad en su hogar para “mejorar su desempeño profesional” (sic). Además, con la colaboración de una empresa privada, se comprometieron a donar una silla gamer para (entre comillas, cita textual del parte) “mejorar su experiencia y eficiencia de juego, destacando que este tipo de mobiliario facilita la circulación sanguínea y protege dolores de espalda y posturales”.
Los datos de la brecha digital, y el impacto que la “des”conectividad de la provincia produce en la tan mentada continuidad pedagógica en tiempos de pandemia, ya fueron oportunamente compilados y desarrollador en detalle en otro artículo. Pero ante tamaña noticia, no es redundante recordar algunos datos que muestran cómo los estudiantes de Catamarca están perdiendo por goleada, en algo bastante más importante que un jueguito electrónico.
En Catamarca menos de la mitad de los hogares cuentan con una conexión fija a internet. El promedio nacional es de 63 cada 100. Mientras que en la provincia, solo el 36% de las viviendas cuentan con el servicio, elemental en tiempos de pandemia para continuar “asistiendo” a clases.
Circunscribiendo el análisis puntualmente al panorama educativo en pandemia, los datos aportados por el obsertvtorio Argentinos por la Educación son más que preocupantes. En Catamarca, el 35,0% de los alumnos de primaria (casi 4 de cada 10) no tienen acceso a internet. Mientras que en el nivel secundario el 29,5% está en la misma condición de desconexión. En ambos niveles de análisis, Catamarca está por debajo del promedio nacional y se acomoda entre las cuatro provincias con más cantidad de alumnos desconectados. Niños, niñas, adolescentes que hace siete meses que interrumpieron su proceso formativo.
Pero, como señala el informe, “tener Internet no es sinónimo de estar conectados”. En el contexto de la pandemia solo los niños con PC y banda ancha acceden al contacto en línea con el docente y a las plataformas educativas. Por lo que los expertos señalan dos brechas digitales. Los desconectados sin internet y los desconectados comunitarios, con internet que no disponen o de computadora o de banda ancha
Además, cuando la velocidad de conexión es menor a 20 Mbps, se dificultan las actividades de aprendizajes sincrónicos (videoconferencias o foros), solo quedando disponibles las actividades asincrónicas (tarea, lecturas o videos).
Según datos del ENACOM, en Catamarca hay 47.976 conexiones a internet fija, de las cuales apenas 14.878 son de fibra óptica y garantizan una velocidad mínima para sostener el proceso educativo. El resto se reparten en ADSL (26.968), cablemodem (3.641) y otras tecnologías más básicas aún, que suelen tener prestaciones de servicio mucho más limitadas.
Sobre la velocidad, alrededor del 50% de las conexiones (casi 28 mil) tienen una tasa de transferencia de datos de bajada inferior a los 20Mbps que se requieren para seguir una actividad online “en vivo”. Proyectando los datos de forma directa, se puede inferir que en Catamarca, 5 de cada 10 alumnos no disponen de la velocidad de internet necesaria para continuar “asistiendo” a clases.
Para terminar la descripción del cuadro de situación, también hay que señalar que la mayoría de esas conexiones están en los centros urbanos, como el Valle Central y las principales ciudades del interior. Y que a medida que los ciudadanos viven más adentrados en el interior, la posibilidad de conseguir una conexión va disminuyendo, hasta desaparecer completamente en muchísimas localidades totalmente desconectadas.
Es verdad que el costo de la instalación de la fibra óptica de alta velocidad para el gamer es una gota en el océano comparado con la inversión multimillonaria que hace falta para revertir la grave desconexión de la provincia (Catamarca le reclama a ARSAT inversiones por unos 2000 millones de pesos). También es cierto que Nación, mediante la provincia, está distribuyendo dispositivos móviles para solucionar el faltante de ese eslabón de la conectividad. Tampoco se trata de minimizar el logro de un joven reconocido a nivel continental por las habilidades en su actividad. Más bien, es una cuestión de prioridades, tacto y empatía para con los postergados.
En Catamarca, miles de estudiantes no tienen disponible la conectividad a internet, ni garantizada la velocidad de conexión, ni el dispositivo de donde conectarse para sostener mínimamente el proceso educativo. Y se tiene que subir a un techo, sentarse en una piedra en un cerro o ir hasta la garita de colectivo para rendir un final o enviar un trabajo. Y las acciones que se están implementando, ninguna logra aún, ni por cerca, solucionar la brecha digital.Con ese oscuro telón de fondo, promocionar con tanto entusiasmo la fibra óptica de alta velocidad y una silla que mejora la circulación para un campeón de los juegos electrónico es cuanto menos una acción urticante y que resalta la postergación de los estudiantes desconectados que se juegan algo más importante que un partido de FIFA.
