La estructura de poder más cercana al presidente Javier Milei atraviesa su momento más delicado desde el inicio del gobierno. El denominado “triángulo de hierro”, conformado por Karina Milei, Santiago Caputo y el propio presidente, vivió días de extrema tensión tras el escándalo generado por la fallida promoción del token $LIBRA. Este episodio no solo puso en entredicho la estrategia de comunicación del gobierno, sino que también expuso fricciones internas y debilitó la imagen del oficialismo ante la opinión pública.
Fuentes cercanas al Ejecutivo aseguran que la reacción de Karina Milei fue de indignación frente a las críticas recibidas por la operación financiera. En paralelo, Santiago Caputo presentó su renuncia como una muestra de lealtad al presidente, aunque esta fue rápidamente rechazada. Sin embargo, el daño estaba hecho: la exposición mediática del episodio generó cuestionamientos sobre el nivel de control y planificación dentro del círculo más íntimo de Milei.
El “triángulo de hierro” se tambaleó como nunca antes, con sectores del oficialismo preguntándose si la estructura de toma de decisiones debía ser reformulada. Pese a la crisis, Caputo viajó junto a los hermanos Milei a la cumbre conservadora de CPAC en Estados Unidos, lo que dio señales de una recomposición interna y reafirmación del modelo de gobierno basado en una confianza mutua inquebrantable.
No obstante, el escándalo de $LIBRA reavivó viejas disputas con el PRO de Mauricio Macri. En un contexto en el que el oficialismo necesita alianzas estratégicas para avanzar en su agenda legislativa, la relación con el expresidente se tornó aún más tensa. Macri no ocultó su malestar y, en una intervención pública, lanzó acusaciones directas contra Caputo, vinculándolo a una presunta maniobra en la licitación de la Hidrovía. Este ataque marcó un punto de quiebre, ya que hasta ahora las críticas del PRO se habían mantenido en un tono más reservado.
La situación se agravó cuando desde cuentas asociadas al oficialismo en redes sociales se intensificaron las descalificaciones contra el exmandatario. Macri, visiblemente molesto, interpretó estos gestos como una falta de respeto y un intento deliberado de socavar su influencia política. La falta de diálogo directo entre Milei y Macri desde hace semanas es otro indicio del enfriamiento de la relación, lo que complica cualquier posible acuerdo electoral de cara al futuro.
En el PRO hay sectores que aún apuestan por un entendimiento con el gobierno, especialmente en la provincia de Buenos Aires, donde dirigentes clave como Diego Santilli y Guillermo Montenegro buscan mantener una vía de comunicación abierta con La Libertad Avanza. Sin embargo, la constante confrontación entre el círculo de Milei y el entorno de Macri amenaza con cerrar definitivamente cualquier posibilidad de acuerdo estratégico.