El gobernador Raúl Jalil se despacho con una propuesta de aquellas, demostrando que no sólo es un exitoso empresario, sino que cuando se decide a hacer política no anda con chiquitas.
Así, media hora después de firmar el Pacto de Mayo con Nación, tuvo la fantástica idea de hacer un Pacto de Mayo acá, copiando textual la idea de Javier Milei.
Como había que buscarle un nombre a esta propuesta, ahí nomás le puso Pacto Catamarqueño, copiando a lo que había propuesto el intendente capitalino Gustavo Saadi unas semanas atrás.
Para terminar, en materia de contenido, señaló la necesidad del pacto para acordar políticas públicas de los principales temas, tal como hizo la Capital con el Plan Estratégico Integral. En resumen, una catarata de copia y robo de ideas ajenas, porque queda claro que a él no se le cae ni una.
Jalil, que la única experiencia en pactos que tiene es la del Pacto de Ipizca, donde puso gran parte del gobierno provincial a disposición de su amigo Oscar Castillo, ahora encara este simulacro de liderazgo, capaz que encandilado por la imagen fundacional que transmitió Milei en Tucumán.
Ojalá que al menos también copie a la Capital en el llamado a la sociedad, ya que para el PEI2030 hubo un debate serio con todos los partidos políticos y con instituciones civiles. Sería bueno si Jalil abre el juego para escuchar opiniones, posiblemente le den buenas iniciativas y ópticas, por ejemplo para el manejo de la minería, la salud pública, la educación, etc.
Por el momento, Jalil ha logrado algo insólito: que toda la oposición lo aplauda y que el peronismo lo critique.
Vamos a ver cómo se las arregla para seguir cuatro años más en el poder, ya sea con un proyecto personal o impulsando a su hermano Fernando o a su esposa Silvana Ginocchio, porque después de este semestre del 2024 en que se reveló como libertario furioso, que lo acompañe el peronismo parece más difícil que embocar los seis números del Loto Plus.
El catucho
