La Unión Industrial y la CGT acordaron extender hasta fines de septiembre el mecanismo de suspensiones masivas que establecieron como marco para la actividad privada desde que arrancó la cuarentena, con un piso salarial equivalente al 75% del ingreso habitual de cada rubro para los trabajadores que permanecen en sus casas por falta de actividad de sus empleadores.
El nuevo entendimiento será idéntico al que establecieron la entidad fabril y la central obrera desde abril y hasta fin de mayo, y que prorrogaron por dos meses más hasta el 31 de julio. En ambos casos el Gobierno le dio rango de resolución con la firma por parte de los ministros de Trabajo, Claudio Moroni, y de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas.
El nuevo acuerdo se hilvanó a partir del viernes con cruce de borradores entre los técnicos de la UIA y la CGT y terminó de resolverse hoy. Su firma se esperaba para esta misma tarde. Desde que comenzó el arreglo, operó como un convenio marco para los licenciamientos masivos que de todos modos cada actividad debe sellar por separado. Así lo hicieron, con sus propios porcentajes y duraciones, gremios como Comercio, los metalúrgicos (UOM) y los petroleros, entre otros.
El esquema se pensó, según los sindicalistas, como un sinceramiento ante la crisis que impactó en la mayor parte de la economía por las medidas de aislamiento obligatorio: si bien el Gobierno de Alberto Fernández había garantizado en el primer decreto de necesidad y urgencia (DNU) el “goce íntegro” de los salarios habituales para los trabajadores eximidos de concurrir a sus puestos por la cuarentena, en los hechos varias cámaras empresarias y hasta grandes empresas habían hecho saber sus intenciones de pactar reducciones en los ingresos para esa porción de su personal.