La caducidad inevitable de quién pierde el poder

La fecha de la última convención provincial de la UCR (14-11-2020) podría anotarse como el momento de la extinción del Movimiento Renovador. El término “muerte” podría parecer muy dramático. Y, para ser precisos, no desapareció. Pero sí llegó a lo que probablemente es su mínima expresión en lo político partidario e institucional. El sector fundado por el ahora diputado nacional Brizuela del Moral sufrió la deserción de dirigentes y se quedó sin representación en la Cámara de Diputados de la provincia, el último ámbito de relativa incidencia política de la UCR (en el senado, no pasa de convidado). Con la dirigencia en fuga, la militancia raleada y su conductor adormecido, el espacio que dominó el radicalismo triunfador de las últimas décadas, se va apagando.

El contexto de congregación partidario fue el propicio para terminar de dar los últimos ajustes al proyecto  de creación del nuevo sector interno “Radicales en Acción”. Un espacio que no tendría demasiadas señas particulares que la diferencien de tantas otras líneas emergentes a no ser por un sustancial detalle: se nutre un gran grupo de dirigentes del Movimiento Renovador.

Tanto es así, que el anuncio de la conformación de la nueva línea automáticamente dejó al sector brizuelista sin sus únicos dos representantes en el bloque de diputados. Natalia Herrera y Rubén Herrera, además familiares directos del ex mandatario, encabezaron el éxodo desde la “renovación” al flamante espacio. Y tras ellos, emigraron un nutrido grupo de dirigentes.

El ocaso del Movimiento Renovador no es sorpresivo ni súbito. Más bien, es el desenlace de un largo proceso de desgaste y que probablemente empezó el día que Eduardo Brizuela del Moral perdió la gobernación de la provincia en las elecciones de 2011. Así como surgió del terreno fertilizado por las victorias electorales, el espacio referenciado en el dos veces gobernador de Catamarca describió una parábola que lo depositó en el pico de su protagonismo político y hoy recorre el último tramo de la recta descendente.

Fundado el 18 de marzo de 1993, el Movimiento Renovador se construyó sobre las bases de un radicalismo triunfador y se fue robusteciendo políticamente con la consolidación de su referente y bajo el paraguas de un FCyS imbatible en las urnas. Para ese momento, Brizuela del Moral recorría el segundo año de su primera gestión como intendente de la Capital. Cargo en el que sería reelegido dos veces más (1995 y 1999) antes de dar el salto a la gobernación de la provincia en 2003. Con dos años en el Congreso de la Nación como senador, entre 2001 y su elección como mandatario. 

Si se lo representara en un gráfico de coordenadas cartesianas, ese periodo de tiempo fue el del marcado y sostenido ascenso del Movimiento Renovador y su fundador, no solo entre la grey boinablanca, sino también en la escena política provincial. La victoria electoral del FCyS en 2003 en la que Brizuela del Moral llegó a la gobernación podría marcarse como el momento en el que hizo cumbre, lugar en el que se mantuvo, con muy pequeños altibajos, durante unos ocho años.

Al calor de los sucesivos éxitos electorales, el Movimiento Renovador engordó su base militante y jerarquizó sus cuadros políticos, instalando hombre y mujeres fuertes dentro de la UCR, que de a poco fueron desplazando del centro a la hasta entonces dominante Línea Celeste. Con tres victorias en el distrito electoral más grande de la provincia, el triunfo en las legislativas nacionales que lo llevó al Congreso y la adjudicación de la gobernación, Brizuela del Moral hilvanó cinco conquistas electorales y se erigió en la figura central del radicalismo y el FCyS. Y a la par, su línea partidaria y su séquito de dirigentes.

Pero lo que fue su más grande fortaleza, luego se transformó en su talón de aquiles. Surgido como un espacio personalista y construido en torno a la figura de Brizuela del Moral, así como creció a la par de su referente, no pudo evitar que el paulatino declive político del dirigente lo arrastre hacia abajo. Y en ese momento de la curva descendente se empezó a notar que la cohesión de la tropa y la vigencia de sus jerarcas era dependiente del protagonismo de su general.

Claramente, la derrota de 2011 fue el punto de inflexión donde se empezó a pronunciar esa mengua en el poder político de Brizuela del Moral y la decadencia (pérdida progresiva de la fuerza, intensidad, importancia o perfección de una cosa o una persona) del movimiento renovador. De forma muy gradual, los y las dirigentes que en los años de esplendor de la renovación radical dominaban la escena, comenzaron a diluirse. Y otros, como una sangría gota a gota, se fueron reacomodando en otros espacios. Proceso que se aceleró luego de la segunda derrota de Brizuela del Moral en 2015, cuando el crecimiento del peronismo y la anemia electoral del FCyS certificaron que más que un tropezón, era una caída muy dura.

La creación en 2017 de la línea Vanguardia, encabezada por Miguel Vázquez Sastre (funcionario, diputado y dirigente del Movimiento Renovador) fue una primera formalización de ese vaciamiento simbólico y material del “brizuelismo”. Que nunca se detuvo y, por el contrario, se profundizó durante el proceso electoral de 2019. Para ese entonces, la abulia del diputado nacional ya marcaba el ritmo cansino de participación de su espacio en la coyuntura política de un año en el que el radicalismo se jugaba la posibilidad de regresar al poder. A tal punto, que el presidente del Comité Capital de la UCR,Roberto Gómez (que luego sería el candidato a gobernador) le pidió al ex mandatario “encarecidamente y de corazón” que se involucre en el proceso.

La pasividad con la que el otrora líder indiscutido de la UCR observó la disolución del FCyS y la exclusión de sus dirigentes en el armado de las listas para las elecciones del año pasado terminó de dar la pauta de que el Movimiento Renovador había perdido (o renunciado) al espacio central que ocupó durante más de una década. A mitad de año, en la renovación de autoridades de la Juventud Radical, el Movimiento Renovador no había presentado candidatos, algo que no había sucedido nunca desde su fundación. Era cuestión de tiempo que los pocos dirigentes que todavía quedaban dentro de ese espacio virtualmente abandonado por su referente buscarán un nuevo ámbito desde el que proyectar un futuro político.

Finalmente sucedió. El pasado fin de semana se formalizó el nuevo espacio Radicales en Acción, al que suscriben apellidos como Herrera, Millán, Lobo Vergara, Rotta, Niño o Bulacios, que años atrás poblaban los padrones de la línea dominante del radicalismo. Mientras, a la par de su referente y fundador, el Movimiento Renovador va alcanzando su ocaso.

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