El retiro de empresas extranjeras de la Argentina sigue marcando la realidad económica del país. Firmas como Telefónica, Mercedes-Benz, ExxonMobil, Equinor, Procter&Gamble, Itaú y Makro han decidido vender sus operaciones a empresarios locales y abandonar el mercado argentino. A pesar del giro hacia una economía más abierta y desregulada, el cepo cambiario y la multiplicidad de cotizaciones del dólar continúan siendo obstáculos para la inversión.
Según Roberto Vassolo, experto en dirección estratégica y profesor del IAE Business School, la principal razón de estas salidas es el “maltrato” que sufren las empresas en el país, sumado a reacomodamientos globales en los que la Argentina no logró insertarse favorablemente. Vassolo, con una sólida formación académica y una amplia trayectoria en consultoría, sostiene que la inseguridad jurídica y la falta de estabilidad económica desalientan la permanencia de inversores extranjeros.
“Hay un cansancio generalizado con las políticas que restringen los flujos de negocio y expropian indirectamente a las empresas, ya sea con cambios abruptos en el tipo de cambio, restricciones a la remisión de utilidades o la imposición de nuevos impuestos tras realizar inversiones”, explica Vassolo. Además, agrega que los reacomodamientos globales afectan especialmente a los países que no han hecho los deberes para mantener un entorno competitivo.
Sobre posibles soluciones, el especialista destaca que medidas como el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI) pueden atraer capital, pero advierte que el problema de fondo es la falta de consenso político y seguridad jurídica. “No es solo lo que haga el gobierno actual, sino cómo lo perciben los inversores de cara al futuro. Si el próximo gobierno revierte las reglas, nadie se arriesgará a invertir a largo plazo”, subraya.
Vassolo también analiza el impacto de la recesión y el cambio de modelo económico. “Las empresas que sobreviven a estos procesos son las que logran ser contracíclicas, invirtiendo en sectores con alta probabilidad de continuidad, como el agro, la minería o la tecnología. Otras industrias, como la textil o la automotriz, enfrentan desafíos estructurales que hacen difícil su sostenibilidad en el país”, sostiene.