En abril la economía argentina enfrentó la tormenta perfecta. Golpeada por una recesión que ya lleva 30 meses la actividad se desplomó 26,4% en la comparación interanual, en medio del efecto paralizante de la cuarentena estricta. Así se llegó a una caída inédita para el país que dejó atrás la anterior “marca negra”, la de marzo de 2002, cuando se había hundido 16,7% en lo que hasta entonces era la peor crisis de la historia.
Según precisó el INDEC, el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) registró una caída de 17,5% en abril respecto del mes previo y de 26,4% interanual. De esta forma, la actividad acumuló una pérdida de 11% en los primeros cuatro meses del año con relación al mismo período de 2019.
El derrumbe de abril fue superior a los pronósticos que anticipaban una pérdida por efecto de la cuarentena en torno al 20%. Con ya más de 100 días de aislamiento y sin un horizonte de salida, las consultoras empeoran sus estimaciones y ahora prevén que el PBI este año podría derrumbarse hasta 12%, una marca peor al registro de 10,9% del 2002.
Todas los sectores cayeron durante abril. Los dos más golpeados fueron construcción (-86,4%) y hoteles y restaurantes (-85.6%). Pero incluso rubros que sufrieron menos el impacto de la cuarentena, como el agro o incluso salud, terminaron con números negativos, con caídas de 10,3% y 32,6%, respectivamente.
Si bien cayeron menos, por el peso que tienen dentro del índice la baja de la industria manufacturera (34,4%) y de comercio (30%) fue determinante en la suerte del EMAE.
El cuarto mes del año fue el de mayor impacto en la pandemia, en el que comenzó un férreo aislamiento. En esas semanas se cerraron fábricas, comercios y la demanda energética se desplomó. Tampoco se produjeron automóviles y las obras de construcción se detuvieron. Solo el sector de la alimentación se mantuvo operativo.
En marzo, tan solo diez días de cuarentena habían alcanzado para que la actividad económica se desplomara 11,5%.
Para mayo, con algunas actividades recuperando movimiento, las estimaciones privadas como al del Estudio Ferreres marcan un rebote de 9,2% contra abril y una baja interanual del 14,9%, lo que atenuaría el derrumbe.
Sin embargo, con el endurecimiento de la fase actual de la cuarentena, que obligó a bajar nuevamente las persianas de muchos locales, se espera que la caída vuelva a profundizarse.
“Mantenemos la proyección de caída 12% para 2020”, dice Fernando Marull de FMyA, la consultora que con un pronóstico del 25% de pérdida para abril se acercó más a la debacle.
“El escenario base de la fuertísima contracción que trajo la cuarentena por el Coronavirus es una recesión que ahora alcanzó los 30 meses de duración. El nivel de producto observado en abril fue igual al observado por primera vez en diciembre 2004″, plantea Nadín Argañaraz. “El dato de abril, por ahora, se consolida como el piso de la recesión actual. Para comenzar una recuperación al salir de la cuarentena es clave solucionar el tema del canje de la deuda y que la recaudación se recupere junto con la actividad económica privada. En este último sentido, difícilmente haya recuperación en “V” y es esperable que recién en 2022 se logre recomponer el nivel de actividad previo a la pandemia”.
Desde Empiria Consultores marcan que en abril la actividad sufrió una caída mayor a la esperada: 17,5% respecto al mes anterior. “Este sería el valle de la crisis. Estimamos que el trimestre evidencie una contracción en torno al 18% vs. el anterior”.