Jalil y Dusso, en guerra silenciosa por las políticas de Milei

Todos saben que el gobernador Raúl Jalil es oficialista crónico , no importa quien gobierne. Y hay que decir que muchas de las ideas de Milei le arrancan una sonrisa. Mientras otros gobernadores batallan contra el libertario todos los días (el cordobés Llaryora, el santafesino Pullaro, el bonaerense Kicillof), Raúl no ha dicho una palabra contra el Peluca.

Todo lo contrario. Varias veces expresó su intención de acompañar, y cada vez que puede le tira un guiño. Recién llegadito de Europa, insistió con lo mismo: “De esto no se va a salir si no hay ningún sacrificio (…) Hay cosas que creo que están bien planteadas en el sentido de que hay que ir bajando la emisión monetaria, hay que ir bajando el déficit”. Pidió dialogar y dialogar, y le faltó solo mandar un chocolate a Casa Rosada por San Valentín.

¿Cuál es el gran problema? Que Jalil levanta el castillo de naipes y don Rubén Dusso se lo sopla. Ahí apareció el vicegobernador firmando un documento que prácticamente pide la guillotina para Milei.

“El método elegido ha sido aumentar las dificultades, privar de derechos, alimentar la inflación, desproteger a quienes el Estado debe proteger y tomar ´venganzas políticas´, como la decisión de no girar a las provincias los fondos para complementar los salarios docentes y los subsidios para el transporte público de pasajeros, medidas que sufren las vecinas y los vecinos y que no tiene lógica ni sentido, más que esa ya enunciada e irracional ´venganza política´ en contra de gobernadores e intendentes responsabilizados por no estar de acuerdo con otorgarle a nadie la suma del poder público. Cuando se liquidaron los salarios de enero, los docentes hubieran visto en sus recibos de sueldo una disminución de sus ingresos, lo que no sucedió porque que los gobiernos provinciales compensaron ese adicional. Esta es una situación extremadamente grave responsabilidad única del presidente de la Nación”, denuncia el texto que firmó Dusso con entusiasmo.

“Hay cosas que están bien planteadas”, dice Raúl, mientras Dusso señala la “irracional venganza política”.

Parece que no se hablan por teléfono para ponerse de acuerdo. Y ahora ni se hablan, porque Raúl está enojadísimo. El quiere arreglar y acercarse, quiere aparecer en la lista de los constructivos y leales, pero Dusso tirá todo por la ventana.

Raúl es más pragmático. Sabe que hay que ponerse en la fila del que tiene la lapicera, y hoy no es Cristina, ni Massa, ni Macri. ¡Es Javier Gerardo!

Jalil está contento porque le dejaron YMAD para que siga su hermano Fernando al frente y sacándola de la lista de empresas a privatizar. Y quiere mostrar agradecimiento, no pelearse.

No se puede hablar de división en el gobierno, porque el 99 por ciento obedece callado y lo único que le preocupa es su quintita. Pero la obediencia ciega de Jalil hace ruido. Y Dusso amenaza con romperle el esquema de oposición amigable al que Raúl se quiere sumar.

El catucho 

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