En Argentina, la situación económica se ve afectada por la persistente inflación y los continuos ajustes de tarifas, lo que ha llevado a los ingresos de la población a mínimos históricos. A pesar de ciertos indicios de desaceleración en la inflación después de alcanzar un pico del 25% en diciembre, no se espera que compense la significativa pérdida de poder adquisitivo.
Según análisis recientes, se proyecta una caída del consumo del orden del 10% para este año, mientras que los salarios reales, especialmente en el sector privado formal, podrían experimentar una disminución promedio del 7%. Incluso con perspectivas optimistas, algunas consultoras estiman que la recuperación no será tangible hasta 2025.
La consultora Abeceb brinda estimaciones sobre el próximo año, anticipando un modesto crecimiento del 2,5% en las ventas de supermercados, un aumento del 4,5% en la actividad gastronómica, y un incremento del 12,3% en la venta de electrodomésticos. Sin embargo, el ingreso disponible de la población podría verse aún más comprometido debido al aumento sostenido de los precios de servicios esenciales como gas, luz, agua, transporte público y combustibles, que han superado la tasa de inflación.
Los precios de muchos bienes y servicios básicos han superado ampliamente la tasa de inflación. Por ejemplo, la electricidad y el gas aumentaron un 300%, los alimentos un 306%, los medicamentos un 379%, y el transporte público un 385%.
En este contexto desafiante, se espera una caída promedio del 11% en las ventas de supermercados y del 7,5% en los restaurantes para 2024. Los consumidores están optando por alternativas más económicas y promociones, mientras que la predisposición a comprar electrodomésticos podría disminuir hasta un 25% para el mismo año, reflejando una menor capacidad adquisitiva y un mayor cautelamiento financiero.