Un tribunal británico dictaminó una sentencia de prisión de por vida sin posibilidad de liberación para Lucy Letby, una enfermera de 33 años hallada culpable de asesinar a siete recién nacidos y de intentos de homicidio adicionales. El veredicto, considerado como un acontecimiento excepcional en la legislación inglesa, se produjo luego de una prolongada deliberación del jurado.
Letby, quien optó por no estar presente durante la audiencia en el tribunal de Mánchester Crown en el norte de Inglaterra, fue declarada culpable el pasado viernes luego de que el jurado deliberara durante 22 días. Las acusaciones se centran en su periodo de trabajo en un hospital neonatal, donde se le atribuye la inyección de insulina o aire en las venas de los recién nacidos, así como el sobrealimentarlos con la intención de causar su muerte.
Los cargos abarcan el periodo comprendido entre junio de 2015 y junio de 2016, y las víctimas eran menores de un año. A pesar de las evidencias presentadas en su contra, Lety mantuvo su declaración de inocencia en repetidas ocasiones, incluso después de que notas autoinculpatorias escritas por ella misma fueron encontradas en su residencia.
El caso atrajo la atención de la comunidad médica y del público en general cuando varios pediatras del Hospital Countess of Chester, donde la acusada trabajaba, expresaron inquietudes sobre el inusual número de muertes en su servicio. Muchos de estos fallecimientos fueron descritos como “inexplicables” o “inesperados”. En mayo de 2017, se inició una investigación que se centró en la muerte de 15 bebés. A pesar de haber sido detenida en 2018 y 2019, fue liberada sin cargos en ambas ocasiones.
La fiscalía describió a Letby como “calculadora“, y sus métodos como “intencionalmente discretos“, lo que dificultaba la detección de pruebas contundentes en su contra. Supuestamente, la enfermera habría engañado a sus colegas haciéndoles creer que las muertes eran simplemente el resultado de una serie de eventos desafortunados.