Indignado, enojado, decepcionado, furioso. Así está el gobernador Raúl Jalil, primer exponente de un peronismo catamarqueño que se rompe en pedazos.
Todo estalló con la votación para respaldar el DNU que autoriza a negociar con el FMI, y esa es la gran paradoja.
Los diputados catamarqueños no fueron, dieron ausente en la decisiva votación donde todo Unión por la Patria votó en contra del plan libertario.
Vino el escarnio público, las protestas, las quejas, porque los llamaron peronistas con peluca, vendidos, traidores, etc. Pero la verdad de la milanesa es que ¡no le hicieron caso a Jalil!
El gobernador, que la noche anterior se reunió con Luis Caputo y recibió promesas de dinerillo para obras, se había comprometido a votar a favor.
Esa fue la orden que les dio a Silvana Ginocchio, Dante López Rodríguez, Fernanda Ávila y Sebastián Nóblega: ¡los mandó a votar a favor! ¡Y no le hicieron caso! ¡No quisieron! Le dieron la espalda a su jefe y lo hicieron quedar remal con Milei.
Jalil está que estalla de bronca, y hasta tiene miedo de que ahora Nación no le cumpla lo prometido, porque él no cumplió.
Intervino en el tema Lucía Corpacci, y decidió ese fallo salomónico: no voten a favor como pidió Jalil, pero tampoco voten en contra. No vayan. Y no fueron. Y salió pésimo porque perdieron todos.
Ahora la gente del peronismo en Catamarca está enojada con Jalil y sus diputados, Jalil está enojado con los diputados, el Gobierno nacional enojado con Jalil. Salió todo mal. Y de paso cañazo perdió Lucía también porque se le fue Joao Andrada, el único senador que tenía a su lado.
Andrada fue en definitiva el único obediente con Raúl, y ahora Corpacci está enojada con él y los dirigentes y militantes no saben para dónde disparar.
El peronismo está roto, roto por todos lados, y nadie sabe si tiene arreglo. ¿Saben que hay elecciones este año?
El catucho