Hamas entregó solo cuatro cuerpos y crece la angustia entre las familias de los rehenes

El grupo terrorista devolvió apenas una parte de los 28 cadáveres prometidos en el acuerdo de alto el fuego; Israel advirtió que la identificación podría demorar hasta 48 horas.

Hamas entregó este lunes solo cuatro de los 28 cuerpos de rehenes fallecidos que había prometido devolver como parte del reciente acuerdo de alto el fuego. Según el grupo terrorista, los cadáveres corresponden a Guy Illouz, Yossi Sharabi, Bipin Joshi y el capitán Daniel Perez, aunque las autoridades israelíes aclararon que la identificación oficial podría demorar entre 10 y 48 horas.

La decisión generó indignación y profunda angustia entre las familias de los secuestrados cuyos cuerpos aún permanecen en Gaza. El Foro de Familias de Rehenes y Desaparecidos calificó la entrega parcial como una “violación flagrante del acuerdo” y reclamó una respuesta inmediata del gobierno israelí y de los mediadores internacionales.

El proceso de entrega fue supervisado por el Comité Internacional de la Cruz Roja, que trasladó los ataúdes al sur de la Franja de Gaza antes de entregarlos a las fuerzas israelíes. Los féretros, cubiertos con banderas israelíes, fueron recibidos con honores y escoltados al Instituto Forense Abu Kabir, en Tel Aviv, donde se inició el proceso de verificación.

El presidente Isaac Herzog reafirmó que Israel “no descansará hasta traer de vuelta a todos los rehenes”, y subrayó que se trata de una obligación “moral, judía y humana”.

Mientras tanto, el sufrimiento de las familias se intensifica. Para el judaísmo, el entierro digno es un deber sagrado, y Hamas ha sido acusado de utilizar ese dolor como herramienta de presión desde los ataques del 7 de octubre. Aunque el grupo alega dificultades logísticas para localizar los restos, Israel y los mediadores internacionales —entre ellos el enviado estadounidense Steve Witkoff y el expresidente Donald Trump— anunciaron la creación de un equipo especial para rastrear los cuerpos que aún permanecen desaparecidos.

Sin embargo, entre los familiares crece el temor de que la iniciativa no sea suficiente para cerrar una herida que, a casi dos años del inicio del conflicto, sigue abierta.