El Ministerio de Economía enfrentará una nueva licitación de bonos del Tesoro nacional en un contexto de desconfianza. A esto se le suman los datos de la inflación que darán una suerte de respiro tras el pico de marzo pero aún en niveles elevados y preocupantes. El jueves, la suba de tasas parece ser un hecho.
El mercado se demuestra reticente a renovar en los próximos meses esa deuda en moneda nacional a corto plazo y la dolarización de las carteras que se preveía para julio ya comenzó. Dos datos para tener en cuenta: en abril, el Tesoro intentó estirar los plazos y reducir el porcentaje de bonos CER colocados, ante lo cual el mercado respondió dejando al gobierno sin cubrir la totalidad de los vencimientos por primera vez desde agosto del año pasado. Otro dato, es que en la última licitación de mayo solo un 10% de los inversores compró títulos en pesos que vencen en 2023 y el 35% fue colocado en instrumentos ajustables por CER mientras que el 1% en dólar linked. En este marco, el dato del IPC medido por el INDEC parece ser que traerá un tenso alivio (rondará el 5%) pero demostrará que la perspectiva es muy pesimista para este año. Vale recordar que las últimas proyecciones de inflación para el 2022 se dispararon y los consultores ya esperan un alza del 72,6%.