Después de casi dos meses de asedio, la ciudad portuaria de Mariúpol parecía este miércoles muy cerca de caer completamente en manos de Rusia, que intensificó su ofensiva en el este y el sur de Ucrania.
Moscú anunció esta semana una “nueva fase” en esta guerra que, desde su inicio el 24 de febrero, ha provocado el exilio fuera de Ucrania de más de cinco millones de personas, el éxodo más importante y acelerado de Europa desde la Segunda Guerra Mundial, según la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
Desde casi el comienzo, Mariúpol, situada al sur, en el mar de Azov, ha sido una pieza clave en los planes de Rusia para establecer un corredor entre los territorios prorrusos del Donbás (este) hasta la península de Crimea.
Después de un largo asedio, Rusia exigió a los soldados ucranianos atrincherados en el enorme complejo industrial de Azovstal de la ciudad que se rindan y les dijo que disponen hasta las 14:00 de Moscú (8:00 hora argentina) de este miércoles para deponer las armas y salvar sus vidas.
“Vivimos tal vez nuestros últimos días, si no horas. El enemigo nos supera por diez a uno”, dijo el comandante ucraniano Serguiy Volyna, de la 36ª Brigada Marina, resguardado en los pasillos subterráneos de esa gran fábrica metalúrgica.
Rusia no comentó la evolución de la situación en la ciudad, pero los separatistas prorrusos de la región de Donetsk, donde se encuentra Mariúpol, afirmaron que cinco militares ucranianos se rindieron y 140 civiles fueron evacuados.
Además de los soldados y milicianos que resisten, hay al menos 1.000 civiles resguardados en el subsuelo del complejo industrial, indicó la autoridad municipal de Mariúpol, que teme más de 20.000 civiles muertos en la ciudad.
La viceprimera ministra de Ucrania, Iryna Vereshchuk, anunció un pacto con Rusia para evacuar de allí a “mujeres, niños y ancianos” a través de un corredor hacia Zaporiyia, un periplo de 200 km en dirección noroeste.
La toma de Mariúpol sería un avance clave para Rusia después de haber replegado sus tropas del norte de Ucrania y los alrededores de Kiev para centrarse en el Donbás, una cuenca minera en el este disputada desde 2014 por el gobierno de Kiev y separatistas prorrusos.
En este momento crítico, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, se desplazó a Kiev en una nueva muestra del apoyo de las potencias occidentales, que prometieron más sanciones a Rusia por su escalada en el este y más armamento para Ucrania.
Horas antes, el Pentágono estadounidense afirmó que Ucrania recibió recientemente cazas de combate y componentes para mejorar su fuerza aérea, aunque fuentes de la comandancia ucraniana rebatieron que solo habían obtenido piezas para reparar sus aeronaves averiadas.
Más allá de Mariúpol, los combates se recrudecen por todo el este de Ucrania.
Tras una serie de ataques reivindicados por Rusia el martes, el Ministerio de Defensa ucraniano informó el miércoles de “intentos de asalto” en las localidades de Sulygivka y Dibrivne, en la región de Járkov (noreste), así como en las importantes ciudades de Rubizhne y Severodonetsk, en la región de Lugansk (este).
El gobernador de esta última región, Serguéi Gaidai, instó nuevamente a los civiles a huir. “La situación se complica hora a hora”, advirtió.
Los bombardeos se intensificaron también en el sur, otra línea del frente, constató AFP. Las localidades de Mala, Tokmak y Orejov, a 70 km al sureste de Zaporiyia, sufrieron este recrudecimiento de la ofensiva.
Esta escalada empujó a los países europeos que no integran la OTAN a plantearse su ingreso, a pesar de los mensajes disuasivos y amenazantes de Rusia. El parlamento de Finlandia empieza a debatir el miércoles su adhesión, un paso que también contempla la históricamente reticente Suecia.
El conflicto está teniendo amplias repercusiones en la economía mundial, con una inflación de los precios del combustible y los alimentos entre otros.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) rebajó sus proyecciones de crecimiento para este año del 4,4% al 3,6%. Para Rusia, impactada por sanciones sin precedentes, la previsión es una contracción económica del 8,5%, indicó el FMI.