Futuro Gobernador de Catamarca quedó imputado por estafas

Para sorpresa de nadie, el empresario Edgar Adhemar Bacchiani quedó imputado en la Justicia Federal por estafa, intermediación financiera no autorizada, lavado de dinero y asociación ilícita.

La tortuga judicial catamarqueña finalmente completó en más de un año el recorrido que la liebre de la justicia cordobesa hizo por los mismos temas, y aquí estamos.

El Mago de los Bitcoin no puede salir del país, y si sale lo irán a buscar con los muchachos de uniforme, como hicieron con su colega Leonardo Cositorto de la Generación Zoe.

Se escribe así un nuevo capítulo en esta historia que arrancó hace unos pocos años, cuando el simpático hombre de la cabeza rapada comenzó a ganar fama por su poder de multiplicar dinero, con niveles de ganancias que dejaban a las entidades bancarias como pordioseras.

El amante de los Rollings, sin embargo, parece que debió dejar atrás el ritmo de “Satisfaction” para meterse con un tema más triste como “Angie”, porque la melodía ha cambiado.

A Bacchiani, que anunció a principios de año que sería el próximo gobernador de Catamarca, descontando que si se presentaba como candidato ganaba seguro (ojo que eso podía ser cierto en su momento), ahora se le dio vuelta la taba muy feo.

La empresa Adhemar Capital, que nació en un garaje como Google y como los gatitos de mi tía la solterona, ahora tiene una tonelada de denuncias de especuladores, inversores, ahorristas, clientes, crédulos o como se los quiera llamar, que estaban con los corazones y los bolsillos abiertos para llenarlos de billetes y no pudieron hacerlo.

Adhemar, que se expandía de Catamarca al mundo y ya tenía oficinas en Córdoba y Tucumán, de pronto cayó en desgracia al igual que una multitud de financieras que también se atragantaron con sus propias promesas.

En el medio, tensión, silencio y mucha incertidumbre. ¿Qué pasará ahora? Se lo preguntan ricachones del gobierno endulzados con los negocios que hacían, se los preguntan pobres laburantes que se endeudaron hasta la muela con la esperanza de salir de pobres, se lo preguntan ambiciosos desmedidos y necesitados… miles de catamarqueños, cordobeses, riojanos, tucumanos, santiagueños y porteños que vinieron en busca de la felicidad y se ligaron un sopapo.

El Pelado lo veía venir, y fue acomodando su discurso entre señales de calma, amenazas, victimizaciones y advertencias con muchos destinatarios.

Me van a meter preso, si me meten preso no cobra nadie, vamos a arreglar, ya estamos de vuelta, ya pasó lo peor, ya viene lo mejor… en fin, dijo de todo. Y ahora tendrá que decir algo más.

Por ejemplo, cómo hacía para multiplicar la platita, de dónde la sacaba, quién se la daba, dónde la declaraba, dónde la invertía, cómo operaba.

La imputación llega en un marco de mucha presión social y de mucho nerviosismo político. Por eso, como en un cuento de Agatha Cristie, en cada capítulo los misterios crecen.

Bacchiani no es un gil más como nosotros. Tiene vínculos muy poderosos. Es familia del gobernador, es proveedor del Estado, y sabe más secretos del círculo rojo que los curas del confesionario.

¿Será este paso judicial una puesta en escena para calmar las aguas? ¿Van a investigar de verdad? ¿Bacchiani va a revolear la media como prometió alguna vez? ¿Por qué debería ser leal si él mismo dice que los que se llenaron de plata con él le juegan en contra? ¿La Justicia va a avanzar cuando empiecen a saltar nombres pesados?

Hay mucha, mucha plata en juego. Y hay más que plata… políticos metidos en el barro de la plata dulce que ahora tienen miedo de que los zapatos sucios arruinen futuras campañas.

Aprendan en Hollywood cómo se escribe un guión de película. Falta menos para saber si ésta es una de suspenso, comedia, drama o terror.

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