Este domingo, la inteligencia militar ucraniana confirmó la responsabilidad de sus fuerzas en ataques dirigidos a instalaciones estratégicas rusas. La terminal de gas licuado en Ust-Luga, operada por Novatek, fue impactada por un dron ucraniano en el Golfo de Finlandia, desencadenando un incendio y obligando a la evacuación de empleados rusos.
La fuente de inteligencia militar ucraniana destacó la precisión del golpe, subrayando las pérdidas económicas y la complicación logística para las fuerzas armadas rusas. En paralelo, en Tula se atacó una planta de sistemas de misiles antiaéreos Pantsir-S, y en Smolensk, una factoría aeronáutica, marcando una escalada en la ofensiva ucraniana.
Estos ataques estratégicos, sumados a incidentes previos, plantean desafíos significativos para el Kremlin, que enfrenta pérdidas materiales, económicas y complicaciones logísticas en el suministro de recursos vitales para su maquinaria militar. La comunidad internacional observa de cerca mientras el conflicto en la región evoluciona.