Mientras la mayoría de los actores económicos del país miran, con razón, el mercado cambiario, comienza la etapa final de un proceso del que dependerá la suerte de la situación financiera y fiscal del país durante 2023.
Según lo que pactaron las partes, el próximo viernes el equipo negociador del Palacio de Hacienda y el Fondo Monetario Internacional deberían comenzar a llegar a conclusiones definitorias sobre la reestructuración del acuerdo de Facilidades Extendidas firmado el 25 de marzo del año pasado.
Así lo habían resuelto hace dos sábados Sergio Massa y Kristalina Georgieva y Gita Gopinath en los encuentros que mantuvieron en Washington, durante la Asamblea Conjunta de FMI y el Banco Mundial. En ese marco, la gente del Fondo, cumpliendo indicaciones que llegaban de la Casa Blanca, abrió la posibilidad de renegociar no sólo las metas fiscales y monetarias (la de reservas del Banco Central ya había sido flexibilizada 10 días antes), sino alternativas de alteraciones en los giros de dólares desde el organismo y los vencimientos programados para 2023.
Mientras la semana pasada la tormenta se concentraba en el precio de los dólares financieros y del blue en el mercado cambiario, Marcos Lavagna y Leonardo Madcur le sacaban humo en Buenos Aires a sus pantallas, mientras desde Washington aparecían la número dos del FMI y el encargado del caso argentino Luis Cubeddu. El encargado de las negociaciones con los organismos internacionales designado personalmente por Massa y el jefe de asesores del ministro, completaron el viernes la primera semana de discusiones, y abrirán una nueva ronda desde mañana. Y, según lo pactado, para el viernes deberían comenzar a completarse los papers de un acuerdo, que no será fácil de aceptar para ninguno de los dos bandos.