En las horas previas a la quinta reunión entre el presidente Javier Milei y su par estadounidense Donald Trump, trascendieron versiones sobre un paquete de ayuda financiera sin precedentes de parte de Estados Unidos hacia la Argentina. Los montos en discusión oscilan entre los u$s10.000 millones y los u$s22.000 millones, con desembolsos previstos desde noviembre próximo hasta fines de 2026.
Fuentes en Washington sostienen que el interés va más allá de lo económico: se busca consolidar a la Argentina como un modelo regional en materia de sostenibilidad fiscal, reformas estructurales y disciplina monetaria. “La clave es el ancla fiscal y la continuidad de la estrategia acordada con el FMI y el Tesoro norteamericano”, remarcan.
El compromiso estadounidense quedó en evidencia con la visita a Buenos Aires del secretario del Tesoro, Scott Bessent, quien valoró la estabilidad alcanzada en las cuentas públicas y los esfuerzos por reducir la volatilidad cambiaria de cara a las elecciones de octubre. Sin embargo, en el Norte advierten sobre un punto débil: la lenta acumulación de reservas. “El sendero debe ser creíble y sustentable para que el auxilio sea efectivo”, señalaron.
El respaldo no será incondicional. Estados Unidos exige garantías de disciplina fiscal, ampliación del rol del sector privado, reducción del gasto público, nuevas privatizaciones y una estrategia clara frente a la influencia china en áreas estratégicas como la infraestructura crítica y la minería. Además, se espera un mayor alineamiento en votaciones de la ONU y una profundización en la cooperación en materia de seguridad, lucha contra el narcotráfico y terrorismo.
El FMI, en paralelo, continúa monitoreando el cumplimiento de metas: superávit primario, acumulación de reservas, reducción de la inflación y mejora en la actividad económica. En este marco, el organismo reclama consensos políticos para sostener el programa, mientras observa con atención el debate en el Congreso sobre las facultades de los DNU.
Los organismos multilaterales también aparecen en escena. El Banco Mundial y el BID analizan ampliar líneas de financiamiento para proyectos de inversión y fortalecimiento institucional. Solo en 2025, el Banco Mundial destinó u$s3.500 millones a la Argentina, con un respaldo récord a la gestión de Milei.
En Washington insisten en tres condiciones clave: priorizar empresas estadounidenses en las obras financiadas, garantizar transparencia absoluta en el uso de fondos y reducir el riesgo de default. La ayuda podría transformarse en un salvataje histórico, pero, como advierten en los despachos norteamericanos, “no será a cualquier precio”.