La reciente entrega de bombas de racimo a Ucrania por parte de Estados Unidos ha desatado una intensa polémica a nivel internacional. Estas armas, prohibidas en más de 110 países, han sido objeto de críticas debido a su alto potencial de causar víctimas civiles. Aunque la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha señalado que Rusia también ha utilizado este armamento durante la guerra que lleva más de 500 días, el envío estadounidense ha generado una fuerte controversia.
A pesar de la prohibición que rige en la mayoría de los países miembros de la ONU, Estados Unidos decidió enviar las bombas de racimo que no habían sido incluidas en los primeros 41 envíos. Según el general de la brigada ucraniana, Oleksandr Tarnavsky, aunque aún no se han utilizado, estas armas podrían cambiar radicalmente el campo de batalla.
Las declaraciones del general Tarnavsky a CNN dejaron abierta la posibilidad de que Ucrania obtenga una ventaja estratégica gracias a la ayuda del Pentágono. Sin embargo, el general aclaró que no tienen la intención de utilizar las bombas en todas las zonas del frente, a pesar de la preocupación que esto ha generado en Rusia.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, defendió la decisión de enviar estas armas a Ucrania, alegando que fue una medida necesaria debido a la escasez de municiones que enfrentan las milicias ucranianas en su contraofensiva para recuperar el territorio perdido.
Las bombas de racimo son armas controvertidas que liberan cientos de municiones después de detonar en el aire, con un radio de alcance que varía entre los 200 y 400 metros. Aunque son efectivas en el combate, la polémica radica en que presentan un margen de error de entre el 5% y 30%, lo que implica que muchas de ellas pueden quedar enterradas y causar un considerable número de víctimas civiles.
Es importante destacar que la prohibición de este tipo de armamento no se aplica a Estados Unidos, Ucrania ni Rusia, ya que ninguno de estos países ha firmado el tratado establecido en la Convención de Oslo en 2008. En esta convención, más de 100 países ratificaron la decisión de prohibir las bombas de racimo.
Además, un informe del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU ha revelado que el Kremlin ha utilizado este armamento en más de 24 ocasiones durante el primer mes del conflicto bélico.