Este 5 de noviembre, aproximadamente 240 millones de estadounidenses acudirán a las urnas para decidir el próximo presidente de los Estados Unidos. La contienda enfrenta al expresidente y líder republicano Donald Trump contra la vicepresidenta Kamala Harris, quien representa al Partido Demócrata. El resultado, sin embargo, no dependerá solo de la cantidad de votos a nivel nacional, sino de un grupo de votos clave en siete estados que podrían definir la elección en el sistema de Colegio Electoral.
Además de presidente y vicepresidente, los estadounidenses renovarán los 435 escaños de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado, es decir, 34 bancas. A su vez, se realizarán elecciones en algunos gobiernos estatales.
A diferencia de otros sistemas, en Estados Unidos los ciudadanos votan por delegados del Colegio Electoral, quienes son los que finalmente eligen al presidente. Cada estado tiene un número de electores proporcional a su población y al total de miembros que posee en el Congreso. Los estados de mayor peso son California (54 electores), Texas (40), Florida (30) y Nueva York (28), mientras que Alaska, Wyoming, Dakota del Norte y del Sur, Delaware y Vermont cuentan con tres electores cada uno. En este sistema de “winner-takes-all”, el candidato que gana en cada estado se lleva la totalidad de los votos electorales de ese estado.
Para ganar la presidencia, un candidato necesita al menos 270 votos del Colegio Electoral. En caso de un empate, la Cámara de Representantes elige al presidente, mientras que el Senado se encargaría de seleccionar al vicepresidente.
Estados decisivos Los llamados “swing states” o estados pendulares, que son clave en la decisión, incluyen Pensilvania (19 votos), Georgia (16), Carolina del Norte (16), Míchigan (15), Arizona (11), Wisconsin (10) y Nevada (6). Estos siete estados, al no tener una inclinación política definida, se convierten en el centro de atención de ambas campañas.
Estos estados definirán si Kamala Harris hace historia como la primera mujer en asumir la presidencia, o si Donald Trump regresa a la Casa Blanca tras su derrota en 2020.
Trump vuelve a cuestionar la legitimidad electoral El expresidente Donald Trump ha reactivado su estrategia de 2020, sugiriendo que podrían manipular los resultados de la elección. Durante varios actos de campaña, insinuó que el único obstáculo para su victoria sería el “fraude electoral”, y ha evitado comprometerse a aceptar el resultado, sea cual sea.
En un mitin en Arizona, Trump instó a sus seguidores a lograr una victoria “tan contundente que no pueda ser manipulada”. “Lo único que puede detenernos es el fraude”, expresó durante el evento, retomando una retórica que utilizó tras los comicios de 2020. En ese entonces, se autoproclamó ganador desde la Casa Blanca, mientras Joe Biden fue declarado presidente electo. Los esfuerzos de Trump para revertir su derrota culminaron en el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021.