Hace más de 15 meses que Alberto Fernández asumió como Presidente de la Nación, y todavía no vino nunca a Catamarca. Vino antes, sí, varias veces, también como presidente electo, pero después de ponerse la banda presidencial no volvió más.
En realidad no pudo venir. Acá querían, él quería, todos querían, pero siempre apareció un inconveniente de último momento.
Desde junio del año pasado, se anunció la esperada visita presidencial al menos media docena de veces, y nunca se concretó. Lo más cerquita que llegó fue a La Rioja, y cuando estaba a minutos de aterrizar acá, apareció un caso de coronavirus cercano a su comitiva y pegó la vuelta a Buenos Aires.
Después se lo invitó varias veces más y siempre aceptó, pero nunca llegó.
Bueno, después de 66 semanas y casi 500 días, parece que ahora sí viene. Sería el viernes que viene, cuando en Catamarca se haga la cuarta reunión del Norte Grande.
Se juntarán acá diez gobernadores, con Raúl Jalil de anfitrión, y como ya estuvo en casi todas las reuniones anteriores, también vendría por estos lares, donde se lo espera ansiosamente, sino con los brazos abiertos, seguro que con la mano extendida.
Ya se están ensayando los discursos, y se busca la frase más convincente para sacarle algo. Aquí las candidatas:
– ¡Una ayudita señor para esta pobre provincia donde la mitad de la gente se inunda y la otra mitad no tiene agua!
– ¡Una ayudita señor para esta provincia tan pobre que sólo pudo arreglar el aumento para funcionarios y legisladores!
– ¡Una ayudita señor para esta provincia que tiene gobierno peronista aunque no se note!
– ¡Una ayudita señor para comprar un avioncito más parecido al suyo!
– ¡Una ayudita señor que el viento nos tiró el estadio y tenemos que construirlo de vuelta con la misma empresa!
– ¡Una ayudita señor para calmar las protestas que tenemos dos piquetes por cuadra!
– ¡Una ayudita por favor que no nos dejaron crear el Fondo Especial de Gestión!
– ¡Una ayudita señor que las novias de los funcionarios también quieren su IPhone!
– ¡Una ayudita señor que nosotros decíamos que teníamos fe en Macri y le aprobamos todas las leyes pero ahora nos dimos cuenta de que estábamos equivocados y nos arrepentimos!
– ¡Una ayudita por favor que las mineras nos mintieron y se llevaron todito!
– ¡Una ayudita señor que hace casi diez años que empezamos Valle Chico y no lo podemos terminar!
– ¡Una ayudita por favor que los publicistas, encuestadores y asesores porteños nos cobran en dólares!
– ¡Una ayudita señor que acá somos todos hinchas de Argentinos Juniors!
– ¡Una ayudita señor que después de un año sin actividad nos sorprendió el regreso de las clases y no pudimos arreglar las escuelas!
Si a Alberto no se le afloja el corazón con estos motivos, entonces sólo nos queda arrastrarnos y llorar.