¿Esenciales o preferenciales?

La distribución de las escasas vacunas contra el coronavirus que llegan a Catamarca se rige, formalmente, por dos criterios: la pertenencia a grupos de riesgo o el desempeño en actividades esenciales. El primer criterio es objetivo y taxativo: para estar dentro de ese grupo se toma en cuenta la edad o la existencia de enfermedades prevalente. El segundo grupo es más subjetivo, pero en muchos casos con amplio consenso. Nadie discute que los trabajadores de la salud son esenciales y necesitan ser inmunizados. En el otro extremo, la vacunación a la clase política tiene poco apoyo y mucha antipatía social. En el medio, hay muchísimos y variados casos, con sus matices.

Docentes y fuerzas de seguridad son, por ejemplo, dos grupos de trabajadores con tareas consideradas esenciales por el Gobierno y que, sin embargo, aún no fueron vacunados en su totalidad. Como ejemplo, en la Policía de la Provincia solo se vacunaron a unos 1100 efectivos por sobre un total de más de 4.200. Del mismo modo, en el caso de los docentes, aún hay un porcentaje mayoritario sin vacunar.

En este contexto, semanas atrás un gran grupo de empleados de Catamarca Radio y Televisión, por gestiones de su directorio, que además conduce el Ministerio de Ciencia e Innovación, fueron vacunados con la primera dosis inoculante contra el coronavirus. En un trámite “legal” pero solapado, trabajadores de todas las áreas, incluidos abogados y administrativos, fueron trasladados al Hospital Malbrán para recibir la primera dosis de su vacuna.

Es verdad que el “personal que se desempeña en los servicios de comunicación audiovisuales, radiales y gráficos” fue incluido en la lista de esenciales desde el inicio de la pandemia. Y que los medios periodísticos continuaron funcionando, cumpliendo un importante rol informativo. Pero esto fue y es así en todos los medios de comunicación. Y sin embargo, solo los periodistas del medio estatal fueron vacunados. 

La decisión de considerar a los trabajadores de los medios de comunicación esenciales a efectos de recibir una vacuna es, sin dudas, discutible. Así como hay consenso unánime en que los trabajadores de algunas áreas deben ser vacunados (ejemplo, salud), la vacunación del personal de medios de comunicación seguramente tendría muchos más detractores que adherentes. Pero, más allá de esa valoración “subjetiva”, el hecho de que la vacunación esté disponible solo para los empleados de algunos medios (o de un solo medio), es discriminatorio.

Es lamentable, pero no sorprende. La vacunación de los empleados de CRTV es uno más de los beneficios y tratos preferenciales que la empresa estatal recibe del Gobierno. Recursos públicos, discrecionalmente direccionados al medio estatal. Así como se desembolsan decenas de millones de pesos para cubrir los gastos o afrontar las deudas de una empresa insolvente, de la misma manera se les privilegia, por sobre otros medios, gestionando la vacunación para sus empleados.

Más resalta el privilegio cuando se contrasta la producción y el servicio periodístico que ofrece la empresa de medios públicos con la de los otros medios, también esenciales, pero no tanto como para ser vacunados. El declive en la calidad y la cantidad de programación y contenidos de CRTV es notorio desde hace más de un tiempo largo, y se hace más patente en la comparación con la producción de esos otros medios provinciales discriminados. 

Eventos de enorme interés social y de trascendencia política, que en otros medios privados generan picos de audiencia, apenas tienen espacio en la televisión pública. Mientras cada vez más medios se consolidan en el uso de las nuevas herramientas digitales, por ejemplo ofreciendo coberturas en vivo  en redes sociales de hechos políticos, judiciales o sociales, el canal de la provincia brilla por su ausencia. Esto, aun cuando la disponibilidad de recursos y dispositivos tecnológicos marcan una enorme ventaja a favor del medio público. La comparativa de las estadísticas (inapelables) de las plataformas digitales atestiguan la decadencia de lo que queda del “multimedio” público. 

Recién cuando se filtró el dato de la vacunación de los empleados de la TV provincial, y como una maniobra para descomprimir y apaciguar, el Gobierno contactó a un selecto grupo de medios de comunicación privados, para ofrecer la gestión de la vacunación de sus empleados. Una propuesta a destiempo, y claramente oportunista, que la mayoría de la empresas rechazaron.

En este punto, cabe señalar que, así como se diferencia entre periodista y medio cuando se habla, por ejemplo, de línea editorial, en este caso también hay que marcar que las decisiones de gestión de la empresa no son responsabilidad de sus empleados. Pues, sin eximir a cada empleado de la decisión de aceptar o no la vacuna, las acciones gerenciales dependen del directorio de la empresa. Y es en ese nivel, donde se producen los desaciertos y desmanejos que llevaron a la empresa a su estado de decadencia mientras goza de su posición de privilegio.

Los periodistas y trabajadores de “servicios de comunicación” efectivamente son esenciales. Y, como tales, en algún momento del avance del operativo de vacunación deberían acceder a su vacuna. Eso no se cuestiona.Pero sí es importante revisar cuándo y cómo. El canal de la provincia, en este momento no solo parece ser esencial sino también preferencial y con privilegios.

1 COMENTARIO

  1. Cuanta mediocridad en los medios catamarqueños…en vez de exigirles a los dueños de los medios en que trabajan que tramiten vacunas para ellos (por que bien que pauta le lloran y consiguen) señalan a otros colegas que si consiguieron ser vacunados… El trabajador de medios en Catamarca, mal pago, precarizado y vilipendiado por sus jefes en vez de apuntar a elevar la condiciones laborales pretende que todos sean negreados y maltratados como el..

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí