Es la hora de cantar

Es la hora es la hora, es la hora de cantar… gritaba Xuxa con su voz chillona y sus botas largas. Hoy lo indagan en la Justicia Federal a Edgar Adhemar Bacchiani, y hay más expectativas con ese mensaje que con lo que pueda decir Raúl el primero de mayo.

No es para menos, el dios del tradeo tiene información de primera mano de todo lo que hicieron políticos, jueces, empresarios, policías, poceros y él mismo prometió que si lo apretaban mucho iba a mandarlos al frente a todos.

Ahora podrá revelar todo lo que quiera, porque ya lo guardaron esposado y lo quemaron bien quemado.

Pero atención, a no hacerse muchas ilusiones, porque Bacchiani está muy lejos de verse acorralado. Todos los pasos que se están dando él los conocía y hasta los anticipó públicamente. Eso significa dos cosas: la primera que está preparado, y la segunda que la detención hasta le puede jugar a favor.

Por ejemplo, porque por estos días, por ejemplo, nadie le va a exigir que pague nada ni nadie lo va a agredir. No será el paraíso estar detenido, pero no es un preso común. Está seguro y cuidado. Tiene mucha más tranquilidad que en la calle.

Y hay otro tema, esta historia viene desde hace meses. Las detenciones no sorprendieron a nadie, y lo único que sorprendió fue lo mucho que demoraron.

En otras palabras, los chicos de la financiera tuvieron mucho, pero mucho tiempo para acomodar sus papeles, para esperar allanamientos, para ensayar argumentos, para vender propiedades, para preparar la defensa.

Acá el factor sorpresa desapareció, y cada día que pasa es ganancia para Bacchiani. Y el Pelado no tiene nada de tonto: ya tiene su libreto aprendido de memoria. Por algo no se escapó ni se escondió, ni se fugó. Sabe que se tiene que tragar este sapo y después canta victoria.

Sabe que la justicia no lo puede apretar demasiado, porque no solo en la política tiene clientes y amigos, en la justicia también.

De todos los delitos que le imputaron, el más complicado es el de la asociación ilícita, pero tampoco es fácil de probar.

Es cierto que él tiene un as en la manga que es revolear la media, pero difícil que necesite hacerlo ahora. Los abogados dicen que no lo van a poder tener preso mucho tiempo. Los contratos que firmaron sus “inversores” son un arma a favor del propio Bacchiani. En resumen, acá hay un enojo muy grande, pero pocos elementos legales para atraparlo.

Aunque parezca increíble, Bacchiani tiene todas las de ganar, aunque esté preso. Es la hora de cantar, veremos qué canción elige. 

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