Entre en octubre y el 2027

Con la cuenta regresiva marcando lo apremiante de tomar decisiones, el arco filoperonista, amuchado bajo el paraguas de la alianza Fuerza Patria, intenta definir sus candidaturas, haciendo trabajo quirúrgico para cerrar listas causando las menores heridas posibles. Es que, además de que son muchos los santos y poca el agua bendita, el Peronismo & Cia. opera bajo la presión de saber que la de octubre es una elección bien pesada. Hay muchísimo en juego, en un contexto con varios frentes adversos abiertos, algunos por condiciones exógenas y otros, por pifias propias, y con el 27 como horizonte.

 

Intentando que los empujones y tironeos no se note tanto desde afuera, los partidos de la rebautizada alianza están hace días con frenéticas y álgidas reuniones. Los referentes, Corpacci, Jalil y Saadi, reunieron a la tropa en el partido para pedirles que trabajen por el consenso. Pero todos saben que los espacios no se consiguen conversando. Así que, lejos de la diplomacia, se dedican a desplegar su estrategia para sobrevivir, como si fueran Los juegos del Hambre, versión electoral.

 

Aunque parezca una discusión saldada por el tiempo, el malestar por la supresión de las PASO sobrevuela el proceso, con rezongos y reclamos entre dientes de muchos dirigentes que están convencidos de que, con las internas, el armado de listas habría sido más fluido y menos dañino. Sobre todo en el interior, y el interior del interior, lejos de las discusiones por cargos provinciales o nacionales, donde los popes liberan el juego.

 

El problema es que ahora, en esos lares donde levantas una piedra y sale un candidato, el cierre de listas es una carnicería. Con el implícito riesgo de que las bases territoriales queden tan heridas que decidan no traccionar. Una pésima estrategia política de Jalil, murmuran muchos, masticando bronca y mirando con recelo al mandatario. Al que le pasan otras varias facturas.

 

Por ejemplo, el no haber desdoblado las elecciones y anticipado la contienda doméstica para despegarla del empiojado escenario nacional. Hacia fines del año pasado, cuando los plazos legales lo permitian, varios sectores del peronismo le “sugirieron” insistentemente al Gobernador que convoque las elecciones en la ventana de marzo. Advertían que la coyuntura política evidenciaba potenciales peligros para el peronismo local y que era mejor disputar las legislativas del distrito aislados del entorno.

 

Pero la decisión del Gobierno, reniegan algunos, hoy pone al peronismo local a competir cargando varias mochilas y asumiendo desventajas que podría haber evitado: la del kirchnerismo nacional desvencijado y decadente; el sector libertario consolidando logros de gestión en Nación; la gestión provincial tocando pisos históricos de mala imagen; y un agotamiento de la oferta propia.

 

Hay quienes aseguran, complementando el análisis con una versión B de los hechos, que el Jalilismo, en retirada, ya no gobierno estratégicamente pensando en 2027. Como sí lo hace, por ejemplo, el sadismo, que mira preocupado cómo se licua la potencia electoral construida durante estos 15 años. No solo por decisiones como las mencionadas anteriormente o por la baja valoración de la gestión, sino por el vaciamiento de dirigentes que sufre el oficialismo, producto de un Gobierno que prioriza en el funcionariato a los “técnicos” por sobre los “políticos”. Dejando a los cuadros dirigenciales sin el fogueo y la instalación que ofrece la participación en la gestión.

 

Como agravante, paulatinamente se fue pasando al retiro a la dirigencia más aguerrida, curtida al fragor de batallas en desventaja, movilizados por haber vivido los años de ostracismo del peronismo… armadores políticos, estrategas electorales, referentes territoriales que hoy ya no cuentan, desactivados y lejos de la arena. Resultado, un catálogo de potenciales candidatos light con escasa capacidad de impulsar una campaña electoral, que no cautivan al electorado ni motivan a la militancia.

 

La cuota más grande de optimismo del oficialismo probablemente venga de la huperfragmentación del arco opositor que, distraídos en la chiquita y divididos por estrategias personalistas, se repartió en tantas alianzas que no parecen ser una amenaza, al menos en lo inmediato. Pero en dos años…

 

Así, dividido entre el corto plazo y la estrategia para las generales de 2027, el peronismo arma sus juegos y presenta sus cartas. Con algunos sectores más preocupados y comprometidos que otros por sus expectativas, apetencias y planes a futuro. Quizás el armado de listas para el 26/10 marque el traspaso anticipado del poder. Una reconfiguración de los comandos, para conducir el camino de los próximos dos años. Quizás estemos asistiendo a la abdicación en favor de los nuevos proyectos.

El catucho