En una jornada significativa, Jair Bolsonaro, acompañado por su hijo Eduardo, llegó a las 10 de la mañana para sostener una conversación trascendental con el presidente electo argentino, Javier Milei. El diálogo, que abordó temas cruciales como economía, seguridad y hasta fútbol, se prolongó durante aproximadamente 90 minutos, dejando tras de sí una impresión de camaradería.
Al término de la reunión, Bolsonaro compartió con los periodistas que fue “una conversación entre amigos”. Eduardo destacó que se abordó el tema de la “esperanza” que se vislumbra en Argentina ante la posibilidad de un cambio genuino en la conducción del país.
En un contexto en el que Argentina está a punto de inaugurar un nuevo gobierno, Bolsonaro expresó su confianza en la capacidad de Milei para implementar medidas rápidas y efectivas. Asimismo, elogió al equipo de trabajo que acompañará al presidente electo y enfatizó la importancia de respetar la autonomía de cada nación.
“Argentina es muy relevante para el mundo”, subrayó Bolsonaro, haciendo hincapié en la polarización ideológica global y la necesidad de respetar las particularidades de cada país. En el ámbito político, resaltó las coincidencias con Milei y manifestó su deseo de ver crecer a Argentina.
Sin embargo, Bolsonaro evitó pronunciarse sobre la figura del mandatario brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, indicando que no emitiría comentarios sobre él mientras los simpatizantes presentes entonaban cánticos críticos.
El expresidente brasileño, inhabilitado electoralmente hasta 2030, llegó a Argentina acompañado por una comitiva que incluye a una treintena de dirigentes aliados de la ultraderecha de su país, entre ellos, líderes legislativos y gobernadores de diversos estados brasileños.