Agustina Fernández, la estudiante de Medicina brutalmente atacada en julio; los investigadores descartaron que pertenezcan a su vecino.
La Justicia de Río Negro dio nuevos detalles acerca de la investigación por el asesinato de la estudiante pampeana Agustina Fernández, ocurrido en Cipolletti el pasado mes de julio. A partir de un cotejo de rastros de ADN obtenidos del cuerpo de la joven de 19 años, el Ministerio Público Fiscal de esa provincia confirmó que se encontraron huellas genéticas de un hombre, que fueron cotejadas con muestras de Pablo Parra, el vecino y última persona que vio con vida a la víctima antes del brutal ataque.
Sin embargo, según informó el Diario de Río Negro, no hubo coincidencia entre ambas muestras, lo que afianza la teoría de los investigadores de que el principal sospechoso es el sujeto del identikit confeccionado por la policía luego de analizar los relatos de testigos -ninguno presenció el momento del crimen y no se escucharon ruidos en la casa- y observar más de 200 horas de grabaciones de las cámaras de seguridad de la zona.
El material genético fue hallado en las uñas del dedo índice de la mano derecha de la víctima y en el dedo pulgar de la mano izquierda. En ambos “se obtuvo un perfil genético mezclado, perteneciente a la mezcla de material genético de por lo menos dos individuos. En el mismo se puede observar en forma mayoritaria y completa el perfil genético obtenido de la muestra de la víctima y en forma parcial y con baja amplificación el perfil genético de otro individuo”, indicaron los investigadores.
El informe judicial además destacada que en el pulgar puede corroborarse que el perfil genético, que no es el de Agustina, pertenece a un hombre. No obstante las muestras fueron utilizadas para realizar la pericia comparativa con el perfil genético del Parra “excluyéndolo como aportante”.
“Este resultado, que se sustenta con diversos indicios que ya se cuentan en la causa, han permitido avanzar y consolidar la hipótesis de trabajo de que se trató de un homicidio criminis causae. Por este motivo, la misma sigue siendo la principal línea de investigación del Ministerio Público Fiscal, sin perjuicio que en paralelo se siguen produciendo medidas de prueba en el marco de otras hipótesis”, concluye el texto.
Ante este escenario, los investigadores mantienen su hipótesis principal sobre un femicidio en ocasión de robo y al hombre del identikit como el principal sospechoso. A la joven la atacaron en la vivienda de Parra, con quien esa noche iba a compartir una cena. El hombre salió y cuando regresó se encontró con la joven estudiante de medicina en el piso, inconsciente y muy lastimada.
El caso
La joven pampeana, de 19 años, se había mudado pocos meses antes a la importante ciudad del Alto Valle para seguir sus estudios en Medicina. El sábado 2 de julio, por la tarde, acordó con un vecino, Pablo Parra, compartir una cena en la casa de él, situada en la planta baja del complejo residencial de Confluencia al 1300.
Él declaró que la dejó sola durante una hora, porque debía ir a la casa de sus padres. Al regresar se encontró con Agustina malherida, tirada en el piso, convulsionando y con evidentes golpes en la cabeza. La chica fue internada, pero se declaró su muerte cerebral y a los pocos días se consumó el deceso, luego de que su familia decidiera donar los órganos y los médicos realizaran las ablaciones necesarias.
Parra, el dueño de la casa donde ocurrió el crimen, afirmó que le faltaban 1000 dólares y su celular, que había dejado allí mientras visitaba a su padre. Tampoco fue encontrado el teléfono de Agustina. El joven indicó que tras hallar a su amiga golpeada, se dio cuenta que había dejado sin llave la puerta que da hacia un patio interno y que en la medianera halló una escalera, presuntamente utilizada por el atacante.